1ª Jornada:

PUNTO PARTIDA:

Mogrovejo (Liébana),(460 m.).

DIFICULTAD:

Alta.

DURACIÓN:

11 horas.

DESNIVEL:

2.300 metros de desnivel acumulado en ascenso, y 1.300 de desnivel acumulado en descenso.

CARTOGRAFÍA:

Adrados. Picos de Europa. Macizos Central y Oriental. Escala 1:25.000 y 81-I del IGN, escala 1:25.000.

ACCESOS:

En la localidad de Unquera (punta noroccidental de Cantabria), se toma la N-621, que remonta toda la cuenca del río Deva hasta la villa lebaniega de Potes.

En Potes se deja la Nacional, para continuar por la carretera que sube a Fuente Dé (Valle de Camaleño), siempre remontando el curso del río Deva (CA-185).

En Los Llanos, casi a diez kilómetros de Potes, se toma el cruce que sube a Mogrovejo.

DESCRIPCIÓN:

Mogrovejo se aparta en las laderas de la margen izquierda del Deva, temiendo a la peña parduzca de Subiedes que, cuentan, aplastó a los moros en su huida de la batalla de Covadonga:

“SUBIEDES, PEÑA FRAGOSA

SOBRE LOS MOROS CAYÓ

Y A LOS CRISTIANOS LIBRÓ:

¡VED QUE COSA MILAGROSA!”

Este pueblo lebaniego pertenece al Valle de Camaleño (en el alto Deva). La arquitectura civil más destacada se encuentra en la torre que lo preside, aunque todo el pueblo fue declarado Bien de Interés Cultural (categoría de Conjunto Histórico).

Cerca de Mogrovejo se encuentra el pueblo de Redo. Al igual que Tanarrio, no llegan a meterse en el fondo del valle del río Belondio. Redo y Tanarrio marcan pistas cuasiparalelas que confluyen en las proximidades del Peñón de Cuardes, límite del Parque Nacional de los Picos de Europa y puerta de entrada a la Canal de Lechugales.

Mogrovejo cuenta con una ventaja de la que carecen Redo y Tanarrio. Si bien mira a las grandes canales y cumbres del Macizo Oriental o de Ándara, presume de una buena pista que comunica el pastizal más vasto de todo el conjunto de Camaleño: los Puertos de Áliva.

En una misma localidad se pueden conjugar tres rutas: La alpina, que corona las más guapas cumbres de Ándara; la montañera, que aprovecha las sendas de la reciella para subir a los Puertos de Áliva, y la senderista o cicloturista. La pista del puerto, nacida en Mogrovejo, permite pedalear, en bicicleta de montaña, hasta los Puertos de Áliva.

1) Mogrovejo - Peñón de Cuardes.

En la Torre de Mogrovejo se pierden las primeras calorías. La pista de Áliva despide al pueblo.

A unos metros del Palacio de La Torre, se apunta un ramal secundario. Tiene pinta de entrar en las fincas de Mogrovejo, mas es una servidumbre que permite contactar los inicios de esta ruta con las pistas que suben desde Redo. Quede apuntada esta variante, para pasar, a continuación, a describir la ruta más frecuentada (restos de jitos y marcas de PR de un circuito entre Mogrovejo y Tanarrio).

Quinientos metros de pista miran los tejados de Mogrovejo. La pista se desdobla en este punto, en una pista principal y los vestigios del viejo camino carretero. A mitad de camino de este ramal más estrecho se encuentra el cruce clave.

Mientras el camino carretero continúa el ascenso a volver a entroncar con la pista principal, nuestra ruta al Peñón de Cuardes pasea en llano entre las fincas de este claro del bosque. Dobla el canto, en despedida a Mogrovejo. Los viejos árboles reclaman su protagonismo, mas la foresta autóctona se interrumpe en una mancha de pinar, donde aún se conserva un cartel decolorido de peligro de incendios.

El pinar en las laderas de Ándara es meramente testimonial. Forma manchas dispersas. Enseguida cede ante el bosque autóctono, donde se abren desiguales praderas de pasto.

Se traviesa una cuenca de campera, con los árboles haciendo de lindes. La pista procedente de Redo (que cuenta con otra alternativa inferior, también encaminada al río Belondio) discurre paralela a ésta de Mogrovejo, pero por el monte inferior de la sucesión de praderas.

La pista salta una riega, descubriendo una cabaña remozada y solitaria. Continúa camino, hasta que recibe la pista de Redo.

Más adelante, un ramal sale a la derecha. En teoría no es más que una entrada a otras praderas, pero existe una guía de montaña que mete la ruta por los prados. Es más complicado seguir esta variante de la guía (y eso que cuenta con coordenadas GPS) que moverse por los mundos de Lechugales.

Sin hacer aprecio de este ramal secundario, se remonta un repecho. Mientras una pista continúa adentrándose más en el monte, la nuestra gira a la derecha. En descenso pasa al lado de un abrevadero. Sin darse cuenta, la pista está envolviendo la última mancha de pradera de esta ladera del -aún oculto- río Belondio. Pierde unos metros de altura haciendo de linde entre pasto y bosque. Se aprecian restos de construcciones pastoriles.

Retorna al bosque, doblando el canto por una portilla metálica. Su caja degenera en un sendero donde crecen pequeños árboles. Se deja caer, a media ladera, al regato procedente de la Canal de Los Tornos (que fluye desde el Collao de Cámara).

Se vadea el regato. El sendero quiere apreciarse entre la hojarasca del umbrío bosque. El montañero teme perderse en esta interminable foresta. El camino vuelve a bajar, cegado por los árboles caídos.

Este breve episodio de angustia, suspira al llegar a la torrentera del río Belondio.

Se vadea el río. La continuación del camino se presenta cambiante, como la diversidad y temporalidad de los PRs. Un ramal recuperado atraviesa las Praderías de Cuardes, para enlazar con la pista que sube de Tanarrio. La vereda que se tiene que tomar se pierde entre los arbustos de estos lindes de Cuardes. Remonta, separándose del río, para coronar el punto superior de estas praderías (donde se une con la ruta de Tanarrio, algo más arriba).

Las Praderías de Cuardes forman una punta de fincas, en la margen izquierda del curso alto del río Belondio. Envuelven el Peñón de Cuardes, un solitario cotero calizo destacado en esta apertura cimera del valle. Es mojón natural del Parque Nacional de los Picos de Europa.

La pista de Tanarrio sube por las laderas forestales de esta margen del río Belondio. Muere en los prados de Cuardes, dejando un ramal moribundo que se abre camino entre las fincas y el bosque.

Reunidas las veredas de Mogrovejo y Tanarrio en esta punta superior de las Praderías de Cuardes, se progresan unos metros más, por un helechal, medio ladera, medio vaguada, para coronar una collada de posa donde el valle se transforma en bajíos del escarpado Macizo de Ándara.

2) Cuardes - La Campa.

La collada que corona las Praderías de Cuardes es puerta al curso alto del río Belondio. Observa la torrentera precipitada de La Campa, y la cola de caballo del salto inferior de la Canal de Cardéu, deudora del río Belondio por la margen derecha.

La collada que devola Cuardes se transforma en una alfombra de camino. Desciende de modo ligero, para situarse en una franja, estrecha y paralela, al curso del río Belondio.

El viejo camino se desfigura de nuevo al retomar el sentido ascendente. En las peñas que cierran esta franja de camino por la derecha, se esconde la Cueva Masera, un pequeño covacho para el ganado.

Una falsa collada corona esta banda de camino. Aquí, se baja a su orilla para vadear la torrentera. Se progresa, por zona herbosa, dejando el río a la derecha. Unos metros más arriba, se abandona el curso del torrente. Una senda de tierra corta la ladera hacia la izquierda, para doblar la loma de este lado.

En el cantuco de la loma la senda se divide. La vereda que dobla la loma continúa en llano para internarse en el bosque (otra ruta para retornar a Mogrovejo, pero algo menos definida). La senda principal se encarama al talud del canto. Una senda de tierra sube por la loma que separa el arroyo nacido en la Fuente Pozán (Canal de Cardéu) y la torrentera final del río Belondio.

La loma no tarda en deformarse, reconvirtiéndose casi en ladera. La senda va girando hacia la derecha. Retoma los vestigios de su antigua caja para afrontar una travesía ascendente y diagonal sobre las escupideras de La Campa, salto de torrentera en el nacimiento del río Belondio.

Tallado el paso, el camino se desvanece. Deja el interrogante en el inicio de una pindia y estrecha valleja herbosa.

Esta línea es cruce de soterrados caminos. Como pliegue de La Campa, tira un haz de sendas que a ella se dirigen. Como linde del Monte Cardéu, se afana en coger el camino que entra en la canal homónima.

Se atraviesa la valleja, doblando a la morrena de su derecha. Se buscan rastros de sendas que forman una principal que se adentra en La Campa.

La Campa es una pedrera consolidada en la cabecera del río Belondio. Tiene forma de embudo en su ceñidura inferior, por la que se descuelga el primer atisbo de torrentera.

En este cuenco pedregoso remansa la herbosa Canal de Ontuje de Tanarrio. Forma una línea perpendicular a la Canal de Lechugales. Tímida, no se deja ver hasta que los pies del montañero lleguen casi a pisarla.

Por su parte, la Canal de Lechugales no vierte directamente al cuenco de La Campa. Una barrera rocosa corta los bajíos de Lechugales, envolviendo el pequeño circo de La Campa.

3) La Campa - Canal de Lechugales - Silla Caballo.

La Canal de Lechugales es todo un mundo coronado por la fina punta de La Morra, techo de Ándara. La parte occidental de la canal no tiene un cordal definido de separación. Comparte territorio con la Canal Mermeja y el umbrío canalón de Montestigu, línea de quiebra entre el Prao y el Pico Cortés.

De estas tres canales la más solícita es la de Lechugales. La Canal de Montestigu acongoja con sus saltos. La Canal Mermeja se ciega bajo las paredes del Pico Cortés, teniendo sólo un escape superior por una vira de cazadores que corta estas paredes a la collada recortada de acceso al Prao Cortés.

La Canal de Lechugales tiene salida por la Horcada del Jierro (entre el Pico Cortés y la Morra de Lechugales) y por el hoyo cimero de la canal, entre la Morra y Silla Caballo. Cuenta, también, con pasos laterales por el cordal que la delimita por el Este.

Este cordal forma un brazo descolgado de la cimera de Ándara. Nace en Silla Caballo y se descuelga por La Tabla hasta Entrambospandos, nexo de unión entre las Canales de Ontuje de Tanarrio y Ontuje de Lon. La montaña más baja de este crestón se eleva por encima de los dos mil metros. El Mermejo La Tabla es jito destacado por esa tonalidad bermeja de su vertical pared occidental, que guía el deambular por Lechugales.

La entrada a la Canal de Lechugales no es directa desde La Campa. Se continúa por la vereda que atraviesa el cuenco de pedrera, en dirección a la herbosa Canal de Ontuje (de Tanarrio). La senda pasa a la zona vegetal tirando hacia el costado derecho. Cruza el regato de Piedras Negras (nacientes del río Belondio) para reposar en la pequeña hondonada desplazada de la Canal de Ontuje.

Piedras Negras da nombre a una reducida vega acosada por el helechal. Las piedras desprendidas de este lateral de la canal dan nombre a la veguca, por su prieta coloración. Al Sur, se corta una horcada (1335 m.) que canaliza sus miradas hacia la zona de valle.

En Piedras Negras se toma una senda que apunta a los contrafuertes de Lechugales (decaen cuando más al Este de La Campa se afronten). La vereda corta toda la Canal de Ontuje para plantarse ante el farallón. Trepa por sus acanaladuras vulnerables para salir a las Traviesas de Somajía.

Esta franja horizontal enlaza la Canal de Cardéu con la de Ontuje. Camina sobre los farallones que cierran La Campa, recibiendo las pedradas de Montestigu, Mermeja y Lechugales.

El entronque con las traviesas se aproxima a los contrafuertes de La Tabla. En este punto se inicia el ascenso a la Canal de Lechugales, en el extremo Sudoriental de la misma. En caso de niebla basta tender siempre a la derecha, donde se desploman las paredes de La Tabla y del Mermejo La Tabla.

El arranque presenta las primeras trepadas (Iº). Fáciles pendientes que sortean las veredas de las ovejas, con la referencia inmediata del lecho de una reseca torrentera. De las llambrias se pasa a un terreno de lomas y morrenas en que no decae la subida, aunque se terminan las trepadas.

La uniformidad del terreno hace perder la noción de las distancias. Basta echar un vista atrás para comprobar cómo se hunde el valle y la canal parece crear un horizonte de corte sin retorno.

En el límite de los dos mil metros se forman las primeras hoyadas. Una rama escabrosa de la canal apunta directa a la Horcada del Jierro. La ruta troncal prosigue por este costado oriental de Lechugales. En este primer hoyo se llega a la altura de la Horcada del Pino Bajera, engolada encima de un estrecho y angosto canalón.

Se remonta a una segunda hoyada, con una horcada de paso más franca hacia la otra vertiente del cordal. Se trata de la Horcada del Pino Cimera, separada de la anterior por la Tabla del Pino.

La canal se acerca a su final: un profundo jou empozado entre la pared de la Morra y el crestón de Silla Caballo.

En la boca del jou se sube a la izquierda, buscando paso entre la peña para alcanzar una faja de gravera colgada en la pared Este de la Morra de Lechugales. Una vez cogida la inclinada traviesa, una senda asentada en la gravilla, conduce al montañero al cruce de caminos donde se funden las rutas de Lechugales y del Hoyo del Evangelista. Esta horcada marca el inicio de la arista de Silla Caballo, que cabalga entre ambos jous.

La cresta de Silla Caballo disfruta de una trepada airosa. Quizá un par de pasos puedan alcanzar el segundo grado, pero en sus variantes inferiores. La arista culmina en el morro de la cumbre (2434 metros).

Por su figura, con forma de silla de caballo, esta es una de las montañas más destacadas de Ándara. Su cima también es bello mirador a los valles de Liébana. Su arista, sin embargo, la desgaja de la línea troncal del macizo; de ahí que decaiga su interés visual hacia el Macizo Central.

Comparte, junto con la Morra de Lechugales y las Picas del Jierro el conjunto dominante de Ándara.

4) Silla Caballo - Horcada del Jierro.

Se destrepa la arista de Silla Caballo para chocar con las Picas del Jierro, por cuya base discurre el camino más transitado a la Morra de Lechugales.

Éste afronta una travesía de llambria sobre la Canal de Lechugales, que lleva a una horcada de esta sucesión de picas. El sendero da vuelta al torreón extremero, por la vertiente del valle glaciar del Duje (divisorio entre Ándara y el Macizo de Los Urrieles).

Por estos parajes agrestes se sale a una loma de basta tierra, de la que emerge el peñasco de La Morra de Lechugales. Sin necesidad de trepar a su cumbre, se desciende por la derecha de este promontorio, techo de Ándara (2441 metros).

Al principio se cabalga entre las vertientes del Jierro y de la Canal de Lechugales. En la parte final la ruta se escora hacia ésta. Bajando entre las peñas se alcanzan las traviesas que doblan por la parte inferior de los contrafuertes de La Morra (una salida directa a la Horcada del Jierro desde los hoyos superiores de Lechugales).

El sendero que discurre por estas traviesas alcanza la Horcada del Jierro (Horcada de Lechugales para los que miran desde el valle del Duje).

La Horcada del Jierro corona la lineal canal del mismo nombre, una infinita pedrera que vierte a la pista troncal del valle glaciar. Esta depresión desgaja el conjunto de cimeras de Ándara, de la enorme montaña del Pico Cortés.

5) Horcada del Jierro - Pico Cortés.

En la Horcada de Lechugales se devola a la vertiente asturiana de Ándara. Una senda pierde altura por el Canalón del Jierro. No se trata de bajar por el canalón, sino de ir tirando a la cara Norte del Pico Cortés.

La senda se pierde en esta parte superior del canalón. Una pausa permite fijar la vista en una evidente traviesa que corta toda esta pared del Pico Cortés. Termina en una colladina que gana la arista Noroeste de esta montaña, la que se corta sobre el valle del río Duje.

Desde esta perspectiva, la arista presenta tal condición; mas debe tenerse presente que la colladina que parece coronar la parte inferior de la cresta, no es sino el punto inferior de una gran pala de ladera por la que, en su momento, se debe remontar para coronar la cumbre del Cortés.

Se continúa perdiendo altura hasta coger la travesía apuntada. Por la cara Norte del Pico Cortés se descuelga un umbrío canalón. Los rebecos trepan por sus peñas al notar nuestra presencia. Lo más normal es que tiren piedras de distintos tamaños cuando se transite por debajo.

La traviesa mantiene, más o menos, la altura; mientras que el Canalón del Jierro se va hundiendo poco a poco en las profundidades del valle.

En los últimos suspiros de esta bella traviesa, se remontan los metros que restan para reposar en la colladina a la que da fin. En esta posa de pradera alpina, se inicia del sufrido ascenso de toda la ladera cimera del Cortés. Este faldón pende colgado sobre los fondos del Duje, quiebra también sobre las paredes que delimitan el Canalón del Jierro y la Canal de Covarones.

Cuesta arriba, sin descanso, se corona la cumbre del Cortés (2371 metros).

El Pico Cortés es vértice geodésico de primer orden. Cumbre señera, apunta el hermoso declinar de Ándara, en su fluir hacia los pastizales de Áliva. Ninguna perturbación se opone a su límpida mirada a Los Urrieles del Duje, a los cortes y valles de Liébana, y a los reyes de la Cordillera Cantábrica.

6) Pico Cortés - Canal de Covarones - Puertos de Áliva.

Se inicia el descenso por la cresta Sudoeste, cuya paredes se desploman sobre las cuencas que alimentan el río Belondio. Aunque los jitos marcan una línea más abajo, no se abandona el canto. La insistencia regala al montañero la foto del ojal del Cortés.

La cresta se interrumpe en un murallón rocoso. Por su base desciende una acanaladura de desagüe que nos permite destrepar a la horcadita de salida, sita en el canto de la izquierda (los jitos entran a esta horcadita en una travesía colgada sobre el destrepe).

La horcada devola a un cuenco de gravera que cierra la Canal de Covarones.

Hay paso por el otro costado de la gravera para devolar a los dominios del Prao Cortés. En la collada de pastizal de esta cumbre arranca la Canal de Las Grajas (la Canal de Montestigu y el paso de los cazadores hacia la Canal Mermeja caen hacia la vertiente del río Belondio). La Canal de Las Grajas baja paralela a la de Covarones, pero es más sencilla.

Dejándose caer por la gravera, una mancha de pastizal alpino emboca la senda al canalón. Se destrepa por esta ceñida angostura.

La Canal de Covarones tiene un escape superada la zona más angosta de la misma. La senda se pega a las peñas de la izquierda (según se baja), mientras la canal se tumba hacia la derecha en su último escorzo.

Pegada a la pared, se encamina a una abierta collada. En este paseo de escape, se suceden dos o tres covachas. Una, negra y baja, esconde la poza de agua potable. Para intentar ver el agua, hay que meterse en la cueva y dejar pasar unos segundos para que los ojos se acostumbren a la falta de luz.

Con la sed saciada, en llano se llega a la collada. Es un canto de paso a la Canal de Las Grajas, en este punto ya degenerada en un abierta ladera.

Una senda atraviesa toda la canal. Continúa faldeando para doblar bajo los Picos de Cámara (en el declive de los dos miles de Ándara) a la Mesa Cimera. Es vereda de tránsito del ganado para alcanzar el Collao de Cámara.

Esta ruta es la normal para regresar a la cuenca del río Belondio. Mas, como, ahora, se trata de vivaquear en los Puertos de Áliva, se deben tomar las veredas que se van dejando caer por la vasta ladera.

No existe ninguna duda orientativa. Ladera abajo se choca con la pista que sube de Sotres a los Puertos de Áliva. Apurando la ladera, fluye hacia Campo Mayor (1417 metros), mientras que la pista troncal se encarama en el canto de la Llomba del Toro.

Para echar los sacos de dormir no hay sitio más plano y mullido que las dos praderas de Campo Mayor y Campo Menor. Ambas planicies se unen a través de un ramal de la pista principal. A su vera, apuntado a Campomenor, pasa los estíos La Santuca de Áliva, recogida en su ermita.

En el fondo Sur de Campomenor existe un refugio para el ganado. En la parte superior, bajo el techo, cuenta con un apartado para los pastores que vigilan el ganado.

Los montañeros, esterilla y saco, y a contar las estrellas de Peña Vieja y Peña Olvidada.

La pista que remonta toda la Llomba del Toro presenta una encrucijada de pistas en la zona superior. Siguiendo el ramal encaramando en su lomo, se llega al hotel que la corona.

Dormir en un hotel en la montaña evita cargar con la cena, el saco, la esterilla…; tiene “sólo” un inconveniente: ¡Hay que llegar! Y esta ruta quiere demostrar que el Macizo de Ándara sigue siendo el “hermano pequeño”, mas hace grande su apellido: Picos de Europa.



La alternativa mucho más sencilla en este día 1º es:



DIFICULTAD:

Fácil.

DURACIÓN:

6 horas.

DESNIVEL:

1500 metros de ascenso, y 500 metros de descenso.

DESCRIPCIÓN:

Recostado en el saco, el alba del primero de junio de un año cualquiera, todo el silencio de la noche se quebró. Cientos de cabezas de ganado irrumpían con sus cencerros por los aledaños de Campomenor.

Las Ilces, Pido y Espinama entraban por las Portillas de Igüedri; el resto de los pueblos de Camaleño lo hacían por las Portillas de Cogollos.

Mientras el tintineo constante se adueñaba de todos los rincones del puerto, quería retornar a la silenciosa soledad de Ándara. Por el Collao de Cámara paseaba plácidamente camino del Cotero de Los Placeres. Mas rebaños de cabras y ovejas también me engullían por estas faldas de los Picos de Cámara. Los vecinos de Tanarrio conducen su reciella por las sendas que ahora paso a describir.

1) Mogrovejo - Peñón de Cuardes.

Para evitar el rodeo que supone pasar a la margen izquierda del río Belondio, por el camino que comunica Redo (pueblo anejo a Mogrovejo) con Tanarrio, se toma la misma ruta de aproximación a la Canal de Lechugales. En la Peñón de Cuardes entronca con la pista procedente de Tanarrio.

2) Peñón de Cuardes - Collao de Cámara.

Como se refiere en esta ruta común a la Canal de Lechugales, unos metros por encima de las Praderías de Cuardes, se corona una collada que devola al río Belondio (por Cueva Masera).

Remontando la torrentera, se abandona para encaramarse a una loma que separa la Canal de Cardéu del arroyo de Piedras Negras (cabecera del río Belondio).

La torrentera de Piedras Negras se descuelga del embudo inferior de La Campa, en los bajíos de la Canal de Lechugales.

La Canal de Cardéu, a la izquierda, se abre paso entre las hayas del Monte Cardéu. Apunta directa a las lleras de la arista del Jiso, afilado espolón incardinado entre los Picos de Cámara y el, desde esta posición, desconocido Prao Cortés.

La parte inferior de la Canal de Cardéu está tomada por una mancha de avellanos; avanzadilla del hayedo que nunca pudo conquistar esta canal, barrida, invierno tras invierno, por los constantes aludes de otros tiempos más glaciales.

Entre los avellanos se cuela una cola de caballo que se desliza por la pardas llambrias de este fondo de Cardéu.

La Canal de Cardéu carece de entrada directa. Se continúa por la loma con tendencia a la derecha, hacia La Campa. En una travesía diagonal ascendente, por los contrafuertes parduzcos del extremo del Monte Cardéu, y colgada sobre el desagüe de La Campa, se retoman los restos de la vieja caja del camino.

El camino vuelve a morir al final de esta vira, en una pindia vaguada separada de La Campa por una morrena.

Aquí se bifurcan las dos rutas. Para subir a Lechugales se dobla la morrena de La Campa; en cambio, para seguir la ruta de las ovejas, se remonta por la línea de vaguada intercalada entre la loma de La Campa (derecha) y el Monte Cardéu (izquierda).

En plena subida por esta pendiente valleja herbosa, se descubre el camino que se adentra en el hayedo. Aún se remarca más por la calva de grijillo prieto que no deja asentarse al sendero en este primer contacto con el bosque.

El sendero se conduce a través del hayedo para entrar en la parte superior de la Canal de Cardéu. Cruza la canal para acomodarse en su parte izquierda (sentido ascendente de la marcha), trazando continuos tornos que atenúan la subida.

La canal se abre a los lleraos desprendidos de esta sucesión se aristas, paredes y cegados argayos de las caídas sureñas de estas estribaciones de Ándara. El viejo camino quiere salirse de la pedrera, tirando hacia el linde de matorral y llastras parduzcas.

Un sendero corta la cabecera de la Canal de Cardéu, en dirección a la collada opuesta. Se dirige al Haya Montestigu, entrada a las Traviesas de Somajía, en que descansan las canales de Montestigu, Mermeja y de Lechugales.

Según se va abriendo la canal, el sendero gira hacia la izquierda. Por la pedriza suena el arroyuelo que mana de la Fuente Pozán. En una calva de llastra, entre las piedras de un recodo del camino, brota el manantial.

La vereda se marca entre las llastras. Apunta por unos metros al Sur, para meterse en una larga y fina valleja con una redonda (o gran piedrón) de portera.

Ceñida en esta lineal vaguada, corona el collado que se abre a la Canal de Los Tornos, enorme embudo de herbazal que cae del Collao de Cámara, envolviendo la mole caliza del Corvo.

Restan unos metros más de ascenso para reposar en el Cotero de Los Placeres, un pequeño peñasco bajo los últimos lleraos de los Picos de Cámara.

El camino dobla por debajo de este cotero. Inicia una larga travesía sobre la Canal de Los Tornos. Las imponentes paredes de los Picos de Cámara protegen este largo paseo. El sendero recorre los vestigios que hablan de una caja de camino más relevante.

Una alambrada recorre la comba del Collao de Cámara (1698 m.), marcando los lindes de los Puertos de Áliva.

Para definir la amplitud del Collao de Cámara baste reseñar su carácter de destacada depresión que desgaja el declive de Ándara (los Picos de Cámara) del apéndice modesto del Corvo y Cumbres Abenas. Llama la atención desde la misma villa de Potes, como marco incomparable del que emerge la pirámide caliza de Peña Vieja.

3) Collao de Cámara - El Corvo - Cumbres Abenas.

Desde el Collao de Cámara, si el tiempo y las horas acompañan, quedan al alcance de la mano la cumbre del Corvo y las Cumbres Abenas.

El desgajado Corvo forma el promontorio que separa el Collao de Cámara de Cumbres Abenas. El desdibujado crestón de esta montaña contrasta con las vastas laderas que vierten a Campomenor desde las mismas cumbres de Abenas.

Su cresta asoma a los abismos de la Canal Mayor. Su cima está orientada hacia Potes, capital neurálgica de La Liébana.

Del Corvo se baja a la collada cimera de la angosta Canal Arenosa, donde se inicia el recorrido por Cumbres Abenas. Esta sierra extremera de Ándara, despliega sus laderas por este rincón de los Puertos de Áliva. Corta, sin embargo, al Sur, por unos cantos y estratos pardos frecuentados por cabras y ovejas. La Canal de Peroperi y la Senda de La Cabra desafían la gravedad de estos riscos.

El Joracón de La Miel (1926 m.) se erige en punto culminante de Cumbres Abenas. La panorámica envolvente de su cima alcanza todos los rincones de Los Urrieles orientales, La Ándara somital, la Cordillera Cantábrica de Curavacas y Peña Prieta, incluso los fondos de Camaleño. Por estas alturas planea, de forma esporádica, el viajero quebrantahuesos, en vuelos de reconocimiento del lejano Pirineo.

4) Collao de Cámara - Campomenor.

En el Collao de Cámara arranca la vaguada que vierte a Campomenor. Se baja por ella, del mismo modo que podría cogerse la mala pista que llega a la collada desde esta vega de Áliva.

El fondo de la vaguada es la elección de quienes gustan caminar y sentir. Este valle, pequeño y secundario, esconde los restos de la simpar majada de Hormazos. Cabañas de techo de piedra, de color parduzco teñido de liquen, contrastan con las más abundantes cabañas de teja de los Picos de Europa.

Reunido el grupo, los montañeros cansados venidos del Collao de Cámara y los -no menos cansados- desbocados por las laderas del Joracón de La Miel, se afronta el último tramo de descenso del día.

Mecida la vaguada en la planicie de Campomenor, se tira al refugio pastoril o de ganado del Sur de la vega, o a la ermita de La Santuca de Áliva, a caballo entre las principales llanadas del puerto: Campomenor y Campo Mayor.

Quienes decidan dormir en el Hotel de Áliva, deberán remontar ladera arriba para cruzar la pista que apunta a la Loma del Toro, y seguir puerto arriba hasta fusionarse con la pista principal de los pernoctantes pedestres, ciclo-montañeros, o apuntados a los vehículos de servicio del hotel.



2ª Jornada:

DIFICULTAD:

Muy alta.

DURACIÓN:

6 horas.

DESNIVEL:

800 metros de desnivel en ascenso, y 1500 metros en descenso.

DESCRIPCIÓN:

Peña Olvidada no es más que un apéndice de Peña Vieja, una ondulación de pasto alpino que remansa uno de los espolones de esta cima somital de Áliva.

1) Hotel de Áliva - La Vueltona.

El Hotel de Áliva no es punto final de la pista. Ésta continúa paseando hacia las faldas de Peña Vieja.

Con el único ramal reseñable del Chalet Real (“casita” de montaña que saluda el trasiego de gentes y vehículos), afronta los primeros repechos.

Se retuerce en el Collao de Juan Toribio (junto a los peñascos del mismo nombre), para enlazar una tirada rectilínea que corta los lleraos desprendidos de las escupideras de Peña Vieja.

La pista corona la Horcada de Covarrobles, bajo las agujas adheridas a los desplomes de Peña Olvidada.

En esta horcada la pista de bifurca, asustada por las hordas intermitentes que suben sudando por el ramal de la izquierda.

El ramal de la derecha continúa envolviendo los lleraos de Peña Olvidada. Charla con tranquilidad, mientras camina sobre los Pozos de Lloroza.

Lloroza es una meseta alpina en la que se sucede una línea de lagunas. Los pastizales se frenan ante la irrupción de los altos picachos de Los Urrieles.

La placidez se estanca en La Vueltona, revuelta de la pista minera que dobla en la vaguada de cabecera de los Pozos de Lloroza.

En el morro de llambria se este recodo, se abre la boca de una cueva. Una poza de agua reguardada en su interior sacia las ansias de las ovejas que pastan en su entorno.

2) La Vueltona - Peña Olvidada.

En La Vueltona arrancan los restos de un camino construido para facilitar las cacerías reales. Inicia su andadura entre las graveras que tapan todo este faldón Sudoccidental de Peña Vieja.

Se abandona el camino en estos compases iniciales. Por los restos de una torrentera de temporal que lo corta, se sube remontando por toda la gravera. El ascenso apunta a un cegado canalón tajado en las verticales de Peña Vieja.

La vía normal de trepada de Peña Olvidada se encuentra a nuestra derecha. Se trata de una vira diagonal, directa desde la gravera hasta el punto de bisagra de la arista Sur de Peña Vieja y este largo remanso que define Peña Olvidada. Se echan de menos las luces de la tarde, en que el sol destaca las sombras de esta evidente diagonal.

La vira consta de tres chimeneas sucesivas. La primera es una corta y sencilla trepada de segundo grado.

La mayor dificultad se encuentra en la segunda chimenea. El sudor de la peña sombría dificulta progresar por este alto resalte de tercer grado. El paso puede evitarse por las llambrias de la izquierda, menos pulidas, pues no se ven afectadas por el agua que resbala en las correntías tormentosas. Esta variante permite el agarre de la soleada llambria, pero obliga a una aérea travesía sobre la chimenea que trata de evitarse.

Una última chimenea de segundo grado permite salir a la cimera de Peña Olvidada.

Este largo cordal, remanso de los espolones de Peña Vieja, presenta un peñasco intermedio que se yergue como cumbre. Bordeándolo se pasa al pastizal alpino que la destaca desde los hayedos del alto Deva.

3) Peña Olvidada - Puertos de Áliva.

El destrepe de la segunda chimenea se erige en el mayor obstáculo para retornar a la suavidad del puerto.

Dos son las pistas principales que vertebran los Puertos de Áliva. Una se monta en la Llomba del Toro, para dejarse arrastrar por el naciente río Duje. La pista principal, pues los puertos pertenecen a los cántabros lebaniegos, baja tirando al Sur para colarse, por la cuenca del río Nevandi, entre Ándara y Los Urrieles.

Esta pista se despide de la vega de Campomenor desde las alturas, recibiendo el ramal procedente de la encrucijada de caminos de La Loma del Toro.

Encauzada la ruta turística en la vertiente del río Nevandi, el descenso se acerca a la fuente de Los Asturianos.

4) Portillas de Cogollos - Sierra Carielda - Espinama.

En el valle del río Nevandi la pista de bifurca en dos ramales. Se deja el ramal que baja directo a Espinama, cerrando el puerto por las Portillas de Igüedri, en el ceñido Boquerón, donde apenas caben la pista y el río.

Ascendiendo con suavidad, la pista secundaria dobla los contrafuertes del Castro Cogollos por las Portillas de Cogollos, otra de las puertas de salida de Áliva. Este ramal hace de vía de comunicación con los pueblos de Pembes, Llaves, Vallejo, Mogrovejo.

La pista mantiene altura, gozando de unas guapas panorámicas del alto Deva. La vista se deja caer ladera abajo sobre los Invernales de Igüedri, por donde se retuerce la concurrida pista que baja a Espinama. Los Picos de Valdecoro y el Valle del Aguasel completan el marco de este bucólico rincón.

Se deja el desvío de taludes de Mogrovejo (que apura la loma caída del Castro Cogollos), dejándose bajar por la pista de Pembes.

La pista remansa en el Collao Acebal, para girar por la vertiente de Pembes.

El Collao Acebal marca el extremo superior de la Sierra Carielda. Esta sierra forestal delimita las vertientes de Espinama y Pembes, abriéndose en abanico por las lomas sureñas que engullen el Deva.

Se abandona la pista en el Collao Acebal, para reptar bajo los gruesos alambres de separación de pastos. El sendero que camina por toda la cimera de la Sierra Carielda se coge por la vertiente de Espinama (cuenca del río Nevandi).

La vereda de tierra bordea por la derecha el primer cerro de la sierra, el cabezo que forma el Collao Acebal.

La ruta se adentra en un fresco bosque. No tarda en coger la línea de la sierra, acompasando a la línea de alambrada que la vertebra.

Distraído el caminante por la belleza y variedad del bosque, llega, sin enterarse, al final del sendero. La senda recala en una pista que viene subiendo por la vertiente de Espinama.

Soslayando la cimera de la sierra, la ruta se deja bajar por esta pista, siempre al abrigo del bosque.

Un claro de la pista deja una ventana abierta a la encrucijada de valles del alto Deva, con la atenta mirada del vigía de Peña Remoña. Entre praderas y bosques destacan los rojos tejados de los últimos pueblos de Camaleño: Pido y Espinama.



Alternativa (segundo día):

DIFICULTAD:

Alta.

DURACIÓN:

8 horas.

DESNIVEL:

1000 metros de desnivel en ascenso, y 1700 metros en descenso.

DESCRIPCIÓN:

Peña Vieja es mole regente de los Puertos de Áliva, señora que ha velado los sueños de esta noche estrellada.

1) Hotel de Áliva - Canal del Vidrio - Peña Vieja.

Se digiere el desayuno conjunto por la pista que rodea el Hotel de Áliva. Repostada el agua en la fuente de la vera de la pista, donde ésta vadea el regato nacido bajo el Collao de Juan Toribio, el grupo se divide.

Mientras una parte continúa por la pista para abrazar Peña Olvidada, la otra parte escapa en la revuelta de la pista en que esta toma sentido ascendente.

Un perdido ramal de las minas faldea hacia la derecha, por las laderas de pasto sobre las que se elevan los espolones de Peña Vieja. Sin hacer caso a la caja vieja de la pista, se pasea por la pradera a una cerra desde la que se observa toda la abertura de la Canal del Vidrio.

La Canal del Vidrio forma una vaguada cegada interpuesta entre el macizo de Peña Vieja y la Sierra de Juan de La Cuadra. Para subirse a las pendientes centrales de esta vaguada, debe entrarse por un canalón infernal socavado por la mano del hombre minero.

Desde esta cerra de observación la ruta regresa a los atisbos de vieja pista minera. El pastizal se detiene ante los lleraos alimentados por siglos y siglos de erosión de las paredes de Peña Vieja.

Un sendero de montañeros atraviesa la totalidad del llerao, por la caja de lo que antes era una pista minera. Argayos de torrentera dan la puntilla a este pasado de mineral.

A nuestros pies, destaca una planicie alba llamada "Mina La Almanzora". Se trata de los restos de las últimas explotaciones mineras de Áliva. El ramal de pista de la encrucijada de la Loma del Toro subía hasta estas importantes minas.

Terminada la travesía por la gravera se entra en la Canal del Vidrio. Los postreros vestigios de la pista enlazan las bocaminas de este angosto embudo.

La salida hacia la parte central de la canal es evidente. Unas construcciones de refugio, protegidas en las oquedades sobre las que corta la Canal del Vidrio, señalan la vira de salida de este despeñadero inferior de Peña Vieja.

Una enorme llambria fluye desde estas atechadas cuevas hasta la zona de bocaminas. La llambria se evita por la izquierda, remontando por la torrentera del canalón. Por este lado la llambria es más tendida y de fácil trepada.

Una vira escapa del atronador despeñadero, asentando un sendero a la vera de las covachas. La vira corona el canto de este embudo escorado de la Canal del Vidrio.

La horcada alumbra una faz distinta de la Canal del Vidrio. El sendero zigzaguea por una ladera definida por una raya argayada. Asciende sin el agobio de los inmensos contrafuertes de Peña Vieja ni de la cimera agreste de la Sierra de Juan de la Cuadra, aquí representada por la Garmona.

La canal tiene un escape en la horcada extrema de esta sierra; mas la vereda evita cruzar el hoyo anejo, cabalgando a los lomos de llambria del centro de la moribunda Canal del Vidrio.

El viejo lecho glaciar corona un cuenco de aspecto lunar, hoyo de dolinas rojizas que da nombre a la Torre de las Coteras Rojas.

El hoyo de las Coteras Rojas se hunde en el circo formado por Peña Vieja, Picos de Santa Ana y Tiros Navarros. Los Picos de Santa Ana ocupan el centro de este cordal, erguidos entre la Collada de Santa Ana (amplia comba que choca con las paredes de los Tiros Navarros) y la menos definida Collada de La Canalona. Ésta separa los Picos de Santa Ana de los apéndices de Peña Vieja, donde se eleva el pequeño contrafuerte de la Torre de las Coteras Rojas, cuyo rango de torre sólo lo mantiene en los cortados que se desploman sobre Lloroza.

Peña Vieja se reconoce desde esta hoyada por la enorme pala pedregosa que trepa hasta su cumbre. Para evitar la vasta gravera de su base, es preferible tirar hacia su derecha. De este modo se tropieza con el sendero de montañeros de acceso a la vía normal de la montaña, que crestea casi en llano desde la Collada de La Canalona.

La vereda toma impulso para escarbar hacia el centro de la gravera. La pala se progresa en zigzags escalonados de llambrias tumbadas de grijillo. La fácil trepada de primer grado conquista este apartado bastión de Los Urrieles.

El balcón de Peña Vieja (2614 m.) es cortada de los Puertos de Áliva. Puerto de pastizal y puerto de mineral se conjugan en un entorno de macizos y verticales. El manchón albino de la "Mina La Almanzora" contrasta con el verde primaveral del puerto de Camaleño (si bien, el largo estío suele agostar el abundante pasto).

El espolón de Peña Vieja lanzado entre Áliva y la meseta de Lloroza, remansa en Peña Olvidada, cumbre deudora de esta pirámide señera.

La panorámica de esta cumbre domina los tres macizos de los Picos de Europa y la parte más altiva de la Cordillera Cantábrica. Peña Prieta, Peña Santa, Torrecerredo y la Morra de Lechugales, techos de las respectivas cordilleras, no escapan a la mirada de Peña Vieja.

2) Peña Vieja - La Canalona - La Vueltona.

Se destrepa Peña Vieja por la misma pala de subida. En la gravera que fluye a la hoyada lunar de Coteras Rojas, se desliza el frecuentado camino normal de acceso a la montaña.

Crestea sobre este enorme jou para reposar en la Collada de La Canalona, al pie del primero de los Picos de Santa Ana.

En la collada se cogen los restos del antiguo camino de las cacerías reales. Los muros de contención se desmoronan por esta ceñidura de La Canalona.

Esta breve canalón se abre a una ladera cegada de gravera entre los Picos de Santa Ana y los costados de la Torre de Las Coteras Rojas; siendo la Aguja de La Canalona (un colmillo de Santa Ana) el accidente más relevante, por encima incluso de altas cumbres -aunque lejanas- como Torre Blanca, Tiro Tirso, Llambrión y La Palanca (todas ellas en el círculo majestuoso de cimas que superan los dos mil seiscientos metros de altura, como Peña Vieja.

Los largos tornos del atajado camino van tirando hacia la derecha, para muriar los cortes de peña que ciegan esta ganga de llerao.

El amplio camino imposible ganado a la peña recoge la procesionaria de color que baja de Horcados Rojos. Con el bullicio resonando en las revueltas de redondas subsiguientes, el camino se deja bajar hasta La Vueltona, donde el pasado cazador se torna minero.

3) La Vueltona - Espinama.

Siguiendo las pisadas de los compañeros de Peña Olvidada, sólo resta disfrutar del largo paseo de transición entre peñas y torres, lleraos y lagunas, pastizales y ermitas, invernales y bosques, ríos y pueblos.



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