La Sierra de Bejes es un jardín de invernales, un brazo suspendido entre los cantiles de los desfiladeros de Urdón y del río Corvera, que queda detenido por el torreón natural del Cuetudave, eterno vigía de las angosturas del Deva, en el Desfiladero de La Hermida.

PUNTO PARTIDA:

Bejes (590 metros).

DIFICULTAD:

Muy Alta.

DURACIÓN:

7 horas.

DESNIVEL:

Terreno rompe piernas con continuas subidas y bajadas.

CARTOGRAFÍA:

56-II y IV del IGN, escala 1:25.000 y Adrados Picos de Europa, Macizos Central y Oriental, escala 1:25.000.

DESCRIPCIÓN:

Bejes es un conjunto formado por dos pueblos, La Aldea y La Quintana, escondido en un remanso de praderías a orillas del río Corvera. Cerrado entre montañas, se ha beneficiado de la red de pistas mineras que han vertebrado el Macizo Oriental o de Ándara (Picos de Europa). Era punto de paso de las caballerías que bajaban el mineral desde las altas minas del macizo.

Al Norte de Bejes La Aldea, de la misma pista hormigonada que sube a los hornos de tostación del Dobrillo, arranca el sendero que remonta pegado a los paredones de la Sierra de Bejes.

A mitad de subida hasta el Collao de Hoja, se abre a nuestra derecha, entre las peñas, una acanaladura por la que se cuela un camino muriao. Remonta las peñas hasta la parte suave de la sierra, donde nos sorprende una pequeña antena. El sendero faldea la sierra, buscando los invernales de su cimera.

Doblamos a la otra vertiente, en busca de otro camino, que en sentido opuesto al de subida, baja al invernal de Matallana. Nos encontramos en la vertiente del Desfiladero de Urdón, enfrente del pueblo cántabro de Tresviso y de las angosturas de los cantiles de la Sierra de Cocón. Cortes verticales entre los que se despeñan sugerentes canales como la de La Eulalia, que no es sino la evolución etimológica de la Canal del Níu L’Aila (o nido del águila).

En esta margen del desfiladero ha labrado el hombre un corte horizontal para aprovechar la fuerza de las aguas que nacen en los depósitos glaciares de Ándara, un canal de aguas rápidas que, casi inapreciablemente, baja por todo el costado de la Sierra de Bejes, para caer en barrena por los abismos del Cuetudave, firmemente entubado, sobre las turbinas de la Central de Urdón.

El Canal de Reñunuevu (también conocido como el Cares de Cantabria), se encuentra a escasos metros del invernal de Matallana. No nos dejamos arrastrar por la corriente, sino que remontamos en dirección contraria para descubrir algunos de los rincones más espectaculares de esta ingente obra de ingeniería.

El recorrido por el sendero de servicio del canal nos llevará hasta la caseta de Reñunuevu (pudiendo incluso ir algo más allá, hasta la Bárdina del Nacimiento, siempre teniendo en cuenta que hay que desandar parte del terreno recorrido). Un camino que se renueva en cada recodo, ofreciendo parajes insospechados, totalmente contrapuestos, que sólo tienen sentido si se contemplan en su conjunto, como parte de un engranaje que se articula a lo largo de una canal de aprovechamiento hidroeléctrico, tallado en una orografía en cuyas entrañas se esconden las mayores simas del mundo. El Corredor de Matallana, la Canal Negra, el Puente sobre el Río Chico, la Bárdina del Nacimiento, son nombres que han adquirido personalidad propia dentro de la unidad del Canal de Reñunuevu.

Desde Reñunuevu deberemos retornar hasta la Canal de Perilluenga, en la que se coge el sendero que sube al Collao de Hoja, punto de engarce de la Sierra de Bejes.

En plena collada dobla la pista que sube por el Dobrillo a enlazar con la carretera de Tresviso en el Hoyo del Tejo. Por una pista agrícola nos adentramos en las praderías de la sierra. Se interna en una mancha de bosque, dejándose caer por el costado norteño del cordal. En pleno descenso se desdobla en dos tramos. Faldeamos por el de la derecha, que se va diluyendo en las praderías que apuntan los primeros invernales.

Por toda la cimera de la Sierra de Bejes, engarzando praderías e invernales, discurre una pequeña vereda. Siguiendo su rastro llegamos al Collao de Osina, en el declinar del cordal, bajo los contrafuertes del Cuetudave.

Por este lado de la montaña la única subida factible la ofrece el sendero bermejo, una aérea vereda de ovejas que corta de parte a parte el paredón que se eleva sobre el Collao de Osina. El sendero permite alcanzar una canal que muere en una horcadita, desde la que se trepa (IIº) a la cima del Cuetudave (836 m.).

El Cuetudave es el baluarte de La Hermida, tremenda montaña de complejos recovecos que anuncian los pastores de la sierra:

“Cuetudave, Cuetudave,

quien te nombra no te sabe,

quien te nombra tus coteros,

no conoce tus senderos”.

En el Collao de Osina hubo en su tiempo un monasterio. Estaba comunicado con los caminos del Desfiladero de La Hermida por una antigua calzada romana. Está bastante perdida en la parte que da a la collada. Sus restos se adivinan entre el bosque que linda con las praderías en las faldas del Cuetudave.

Abajo, en los contrafuertes de la montaña que rompen contra la carretera de La Hermida, se forma un enorme ojal. Para llegar a él hay que salvar un desplome muy expuesto. Los pastores han anclado un puñado de cables para agarrarse a ellos.

El camino remansa en la carretera, a las puertas de La Hermida. Preside el pueblo una imagen de La Virgen, resguardada en una cueva colgada en plena peña.


La alternativa mucho más sencilla es:


DIFICULTAD:

Muy Fácil.

DURACIÓN:

4 horas.

DESNIVEL:

200 metros de ascenso y 600 de descenso.

DESCRIPCIÓN:

Retrocedemos por la carretera de Bejes hasta el Río Corvera, donde arranca la pista que sube al Collao Pelea (puerta de paso a La Liébana de valles abiertos). Sin apenas tocar dicha pista seguimos el curso del río, remontando hasta las mismas puertas del desfiladero que interrumpe el paso al Puerto Les Brañes. Aquí entroncamos con el llamado Camino de Tresviso, que utilizaban los vecinos de este pueblo para ir a Potes.

El camino, más bien sendero (pues estamos en La Liébana de los desfiladeros), remonta toda la canal de la derecha. Devolando la collada ya faldea suavemente a fundirse con la pista que sube al Dobrillo, cortando las laderas que vierten a Bejes (La Aldea).

Enfrente contemplamos en toda su integridad la Sierra de Bejes, con su apéndice el Cuetudave. Abajo los dos núcleos de Bejes, con la iglesia entre ambos, aprovechando un paréntesis entre las dos profundas tajadas del río Corvera.

En el desfiladero inferior, por donde discurre la actual carretera, se produjo hace años un alud. La masa de aire que movió levantó de la antigua pista minera a un vecino, transportándolo sobre las profundidades de la encañonadura hasta la otra margen del desfiladero.

Siguiendo la pista llegamos al Collao de Hoja, donde iniciamos la travesía de la Sierra de Bejes, común con la otra alternativa. Una vez en La Hermida, puede continuarse hasta el balneario, siguiendo los paseos de madera que unen este establecimiento con el pueblo, al lado del río Deva.