PUNTO PARTIDA:

Faro de San Juan de Nieva (23 m.).

DIFICULTAD:

Baja.

DURACIÓN:

6 horas.

CARTOGRAFÍA:

13-II y 14-I del IGN, escala 1:25.000

DESCRIPCIÓN:

Se inicia la ruta en el faro de San Juan de Nieva, que se encuentra en el extremo oriental de la ría de Avilés y desde donde hay unas excelentes vistas de la playa de Salinas y de la costa occidental con la isla de Deva y el cabo Video. La ruta que vamos a realizar discurre, en su totalidad, por el Paisaje Protegido de Cabo Peñas.

Junto al faro, se encuentra un cartel indicador de la ruta y tras el, sale una pista que va hacia la punta Focada para llegar, más tarde, al pueblo de Nieva, donde encontramos la ermita de San Juan.

Pasado el pueblo, se desciende hacia la playa de Xagó, que pasamos por su parte posterior siguiendo un ancho camino que discurre por la zona de las dunas y de unas pequeñas lagunas, y en donde podemos ver una gran cantidad de aves.

Al final de las dunas hay un eucaliptal y en donde tomamos la pista que da un brusco giro a la derecha y va hacia el sur. Al salir del eucaliptal encontramos una encrucijada de caminos, debiendo coger el de la izquierda que está hormigonado y que asciende a la zona alta del acantilado y en donde hay una excelente vista de la playa.

Al llegar a lo alto del acantilado hay una casa y un camino que sale junto a ella y que la deja a la izquierda. Desde el acantilado hay una excelente vista de la playa a nuestros pies con la desembocadura de la ría de Avilés a la izquierda y los acantilados del cabo Peñas a la derecha. Volviendo a la casa se coge el camino que la deja a la izquierda y que nos lleva al extremo más oriental de la playa de Xagó.

Después de un pequeño descenso hay una hermosa vista de toda la playa, así como de la costa oeste del litoral asturiano. Aquí cogemos la pista asfaltada que gira a la izquierda y que, bordeando toda la costa, nos lleva a otro cruce donde giramos a la izquierda, en dirección a la mar. Frente a nosotros está el antiguo edificio de hormigón donde antaño se vertía la escoria de Ensidesa. Hoy en día, es un recuerdo en estado ruinoso.

Justo al final de esta pista se encuentra una columna de alta tensión y en la que hay unas señales que nos indican la ruta a seguir hasta llegar a puerto Llampero, también conocido como el Molín del Puerto, y en donde seguiremos por el camino de la izquierda. En el pequeño puerto, fondeadero de pequeñas embarcaciones de pesca, aún se pueden ver las ruinas de la antigua cetárea, a la entrada de la bahía. Dejando el bar a la izquierda se llega a un antiguo e importante asentamiento castreño prerrománico.

Seguimos por una pista que, desde puerto Llampero va a Verdicio, por el contorno de la costa. Por todo este camino encontramos marcas del sendero de pequeño recorrido, además de señalización vertical y mojones de piedra.

Al llegar al barrio de La Granda, seguimos hacia la izquierda, pegados al acantilado y comenzando a bajar hacia la playa de la Barquera primero, para luego llegar a la urbanización de Verdicio. En la playa podemos ver otro precioso sistema de dunas bordeado por el sur por un arroyo. En esta zona, se encontraron restos líticos del Paleolítico Inferior.

Bajando por una pista se llega a una carretera enfrente de la urbanización de Verdicio. Atravesamos ésta por un estrecho paso situado justo al lado de la puerta de acceso a la urbanización, continuando por el exterior izquierdo de la misma, hasta llegar al Chiringuito de Ramón, bar de temporada situado al lado del mar.

Se continúa caminando siguiendo el contorno de la costa hasta llegar a Ferrero, por un camino asfaltado paralelo a la carretera Avilés - Peñas y dejando a la izquierda el hotel Maravilla. Aquí tenemos unas hermosas vistas de los acantilados con más de 100 metros sobre el nivel del mar, justo en el altiplano de cabo peñas.

Se pasa al lado de un pequeño huerto cerrado por neumáticos de coches para, a los pocos metros, atravesar un bonito puente de madera. Continuamos hasta llegar al semáfaro de Peñas, donde hay una exposición sobre los valores naturales de este paisaje, y después, a través de un paseo de madera al borde del acantilado, se llega al faro.

La vista que hay aquí es impresionante, y si el día está nítido se pueden ver los Picos de Europa. También hay una gran cantidad de aves marinas que utilizan los acantilados como hogar. En invierno también se pueden ver gran número de aves que pasan en sus rutas migratorias. Uno de los lugares preferidos para anidar son los cercanos islotes de Erbosa a la izquierda y Sabín a la derecha.

En este punto termina ésta hermosa ruta.