PUNTO PARTIDA:

Soto de Sajambre (925 metros).

DIFICULTAD:

Media / alta.

DURACIÓN:

7 horas.

DESNIVEL:

1.100 metros desnivel de ascenso y 1.400 metros de desnivel de descenso.

CARTOGRAFÍA:

Adrados, Picos de Europa, Macizos Occidental, escala 1:25.000.

ACCESOS:

La Autovía del Cantábrico es vía rápida que comunica toda la franja costera asturiana, y sirve para volar sobre el río Sella, cuenca fluvial que acompaña todo este itinerario de carretera hasta la Provincia vecina de León.

Para contactar con les redes de carreteras anejas a este río se deja la Autovía del Cantábrico por la salida oficial de Ribadesella que, en la rotonda de Llovio, toca las riberas del Sella arrancando la larga recta inicial de la N-634.

De esta nacional se salta a la altura de Arriondas a la N-625 que, en la ciudad de Cangas de Onís, pasa a ser la llamada coloquialmente “Carretera del Pontón”.

Esta carretera discurre paralela al río Sella, remontando las ricas vegas regadas por este río. En la localidad de Ceneya, donde arranca la carretera de montaña que sube a la vieja capital del concejo de Amieva, punto de llegada de esta ruta de montaña que hoy se afronta, nacional y río se funden en uno de los desfiladeros más hermosos de nuestra geografía, e incluso de cordilleras marroquíes y europeas, el llamado Desfiladero de Los Beyos (según canta el cartel tallado en el Puente Güera).

Al otro lado del desfiladero, ya en tierras leonesas de Sajambre, el caserío de Cobarcil abre la carretera a las luces y forestas del valle. Marca el inicio del Puerto del Pontón, en cuyos cuatro kilómetros más duros espera Oseja de Sajambre. El desvío a Soto se encuentra pocos metros antes de esta capital; se trata de una estrecha carretera de montaña que sube a contramano y con escaso margen para realizar la maniobra, siendo fácil ver a grandes vehículos subir a Oseja para dar vuelta y afrontar, de esta manera, la entrada directa a este ramal secundario (CV 80/8).

DESCRIPCIÓN:

El Precornión, apéndice occidental del Macizo de las Peñas Santas o del Cornión, queda perfectamente delimitado entre las cuencas de los ríos Sella y su afluente el Dobra. El Canto Cabronero, en la misma línea de los dos mil metros, es su montaña más destacada. Forma con las Peñas de Cebolleda y la Peña Beza una altiva prominencia, cual castillo señorial de todo el territorio del Precornión.

El Canto Cabronero presenta dos vastas laderas que rondan los mil metros de desnivel, prácticamente la mitad de la altura de su cima. Ambos planos se unen en el canto norte del Cabronero, que se hunde en la profunda mecedura del río Dobra con su afluente Toneyu.

La ladera noroeste vierte al Valle de Sabugo, que se abre paso entre el Valdepino y este flanco del Canto Cabronero. En la Vega de Toneyu nace el río homónimo y afloran los tramos de la Senda del Arcediano que parecían perdidos en esta vertiente asturiana de este camino ancestral.

La Jocica, donde está la presa que alimenta la Central del Restaño, es un desfiladero oprimido entre la ladera noreste del Canto Cabronero y la Sierra de Mercader, avance de las Peñas Santas. Es tajada que deja este techo del Precornión sin obstáculo que entorpezca la privilegiada visión de toda la vertiente occidental del macizo madre, el de las Peñas Santas, o del Cornión, por la forma de cuerno que presenta la Peña Santa de Castilla desde esta posición.

El Canto Cabronero es montaña que se inclina ante Peña Santa, pero mirador también de Carombo: cabecera de La Jocica, lucha fraticida ante las legiones romanas, pleito interminable por sus pastos y fuerza de la naturaleza que sepultó, bajo sus aludes, toda disputa humana.

Soto (de Sajambre).

También llamado el “jardín de Peña Santa”, vive en un valle cegado y secundario, regado por el río Agüera, que se descuelga, en el vertical salto de San Pedro, sobre los bajíos del valle troncal de Oseja de Sajambre, en la boca del Desfiladero de Los Beyos.

Las principales construcciones de Soto, según recoge Santiago Morán y Ramón Lozano, en su libro “Sajambre, itinerarios de montaña”, son:

“Iglesia: Su construcción data del siglo XVI y era más pequeña que la actual; el retablo y la imagen de Ntra. Sra. de las Nieves son de estilo barroco. En los años 1883 – 85 se reformó y amplió, elevando la nave; se hicieron las capillas laterales, bóvedas y arcos y se quitó de allí el cementerio a costa de la fundación de D. Ignacio y con la colaboración del pueblo. En 1927 se levantó la torre actual.

Escuela: Imponente edificio de dos plantas con gruesos muros de piedra revocada. Se hizo en 1906 – 07, a expensas de D. Félix de Martino, hijo predilecto de Soto, aportando los vecinos el trabajo de arrastre de piedra, madera y demás materiales. Contaba con un material didáctico único para aquellas fechas: telégrafo, telescopio, radio de válvulas, biblioteca, colección de rocas y minerales, etc. Y lo que más llama la atención es que todo ello se haya conservado perfectamente hasta nuestros días. La asociación “Félix de Martino” se constituyó en 1994 y tiene como objetivo conservar y promover el patrimonio de Soto, empezando por la escuela, que quiere convertir en museo.

Planta eléctrica: Promovida también por D. Félix de Martino, se inauguró el 16 de febrero de 1925. El lugar que ocupa está próximo a la iglesia y a la orilla del río. La maquinaria -Casa Siemens- era la mejor de la época. Fue Soto el primer pueblo del valle que contó con luz eléctrica.

Hórreos: Uno bien conservado en el barrio del Corral.

Fuentes: Las Fuentes, en el barrio La Caneja, construida por D. Félix Martino en 1894.

Otra en el barrio de Abajo, a la orilla del río, construida en 1900 por Eduardo González Díaz-Caneja”.

1) Soto de Sajambre – Collada Beza.

Los vehículos se detienen en un aparcamiento de doble planta construido a la entrada del pueblo. Una senda peatonal entra, con sigilo, por la parte de atrás de las primeras y guapas casas de Soto, dejándose caer a la calle/carretera troncal de Soto, recién recibido el viejo camino carretero de la Senda del Arcediano, procedente de Oseja, como lo atestiguan las marcas de pintura blanca y roja de los Senderos de Gran Recorrido.

Ante la lejana altivez de Peña Santa, será la fortaleza de Peña Beza quien vigile el callejear por Soto, y vigía asimismo de todo el recorrido por las tierras leonesas de este sector de la Senda del Arcediano.

Se atraviesa el pueblo, prácticamente, en toda su extensión, recorriendo los lugares emblemáticos antes reseñados.

En la parte alta del pueblo de Soto (de Sajambre) se bifurcan dos senderos señalizados. El primero es un PR (Sendero de pequeño recorrido), pintado con marcas blancas y amarillas, que cruza el pequeño puente sobre el río Agüera. Se trata de un circuito casi circular que sube hasta la majada de Vegabaño. El otro, un GR (Sendero de gran recorrido), está señalizado con marcas blancas y rojas. Este tipo de senderos están numerados, pero nos basta con su denominación, el este caso, se entra en la Senda del Arcediano (sector Soto – Collao Angón).

La Senda del Arcediano es un camino carretero que unía Asturias con Castilla por las estribaciones de los Picos de Europa, vertebrando el submacizo llamado del Precornión, entre el río Sella y el Dobra.

Apenas se utilizará un reducido tramo de este camino, que permite alcanzar el Puerto de Beza. Este breve recorrido por la calzada medieval de la Senda del Arcediano, se inicia (sin cruzar el río) al lado del puente que pasa a las últimas casas de Soto. La pista remonta por la izquierda de la tienda-bar. En una revuelta y con un repecho continuado, se planta en una mirada aérea de Soto y su cerrado valle inferior.

Pronto se llega a un cruce (el atajo previo por la vieja caja del camino cada vez pasa más desapercibido). La pista de la izquierda se dirige a Güembres. Nuestra ruta gira a la derecha, buscando las laderas que vierten al valle alto de Soto. Por las colladas que cierran la cabecera del valle, despuntan las verticalidades de Peña Santa de Castilla.

Sólo apuntar un ramal que queda a contramano (sin mayor trascendencia) antes alcanzar los invernales de Valdelosciegos. Al lado del que queda a la vera del camino se encuentra la fuente, que no es más que una riega remansada para beber.

Inmediatamente la ladera cede, irrumpiendo los farallones de Peña Beza. La pista salva la riega de Valdelosciegos o Los Barrios. En unos metros se llega a otro cruce. El camino que sigue de frente busca la Collada de Barcinera. La Senda del Arcediano (de momento pista principal) traza la revuelta y se dirige a Los Collaos.

Inicialmente traza sus tornos por la ladera que baja de La Collada Beza, entre El Jorcueto (1596 m) y el imponente farallón de Beza. Aquí se abandonaba la pista para enlazar con el sendero procedente de Llagubeño hacia Los Collaos, con desvío en la riega Julabragañas remontar al Posadorio, abriéndose al Puerto de Beza.

Este atajo, cada día menos frecuentado, tiene otra variante. Se continúa por la pista, que ya se dirige hacia Los Collaos siguiendo la cuenca de la riega El Castiello y el Monte La Dijusa. Bajo los faldones del Jorcueto, en la última revuelta de la pista, cuando ésta ya emboca directa a Los Collaos, una vereda tira por la ladera a colarse por la riega Julabragañas, nacida en la Collada Beza. Estas dos variantes buscan la entrada más directa al Puerto de Beza, más concretamente a su marcada collada. Mas también se puede alcanzar ésta por la parte de atrás, dando vuelta casi por completo e la montaña del Jorcueto, por las marcas del GR Senda del Arcediano. El camino es más largo, pero permite repostar en la fuente del puerto, antes de coronar la Collada de Beza.

En este caso, se apura la pista hasta Los Collaos. Cierran éstos la hondonada de la majada de Pandemones. El primero, el de la Mosca, devola al Sur; mientras que del de Pandemones, donde muere la pista, cabalga entre el Este y el Oeste.

Se asciende por la cuerda del Collao de Pandemones, apenas unos metros, para recoger el sendero que ladea sobre la majada que da nombre al collado. Cierra la ladera un canto rocoso, contrafuerte del Jorcuetu –apéndice de Beza–. Un par de revueltas superan el obstáculo. El paisaje es hermoso, mas rechina la línea de tendido eléctrico que acompaña, más o menos distante, el camino.

El suave descenso recala en una valleja, cuya cabecera se cuela entre los contrafuertes de La Conia (que se pierde a espaldas del caminante en su cortada atalaya del Desfiladero de Los Beyos) y las faldas del Jorcuetu. Esta ceñidura marca la entrada a lo alto del Puerto de Beza. El bebedero del puerto se encuentra a medio camino entre la Portilla del Tarabicu o Portillera de Beza (límite entre Asturias y León, por donde pasa la Senda del Arcediano) y la Collada de Beza.

Se mantiene la dirección por la que se llegó al bebedero para coronar la próxima Collada Beza (1511 m). Este plano de pastizal devola hacia el Sur, impidiendo el rellano del Posadorio una perfecta imagen de la cuesta superada. La Collada de Beza es la desigual depresión que enlaza el Jorcuetu y el farallón de Beza.

Al noroeste se encontraría la Portillera de Beza, prácticamente a la misma altura, reconocible por la muria de separación de estas tierras hermanas de León y Asturias.

2) Collada Beza – Canal de Misa – Canto Cabronero.

Para coronar este fortín de Peña Beza existe un paso por la llamada Canal de Misa, una acanaladura que quiebra por la mitad la muralla calcárea. Hasta la base de la canal se sigue una larga calvera que se extiende desde la collada hasta –prácticamente– la canal.

La Canal de Misa cuenta con un sendero de tierra que zigzaguea por la ceñidura. En la parte alta presenta un breve empotramiento que se supera trepando por las llambrias de la derecha, aunque no hay mayor problema en colarse por esta estrecha cuenye. Este paso de la Canal de Misa finaliza en una horcada desde la que se divisa el monolito pétreo del Canto Cabronero.

En la meseta de Beza hay tres cumbres: el Canto Cabronero, las Peñas de Cebolleda (intermedias) y la Peña de Beza, en el vértice del farallón que domina sobre Soto.

La opción directa para acercarse al Canto Cabronero sería bajar unos pocos metros para iniciar el faldeo de estas laderas de pastizal de La Huesal, lenguas nacidas en las colladas que separan estas peñas, en llano hasta la Majada Llano, donde se inicia la larga cuesta hasta la base del torreón oeste del Canto Cabronero.

Pero una vez coronado el farallón de Beza por la Canal de Misa lo más aconsejable es unir todas las cimeras que dominan todo este aislado cordal.

Desde la horcada de la Canal de Misa se sigue ascendiendo por todo el canto. El crestón se va desdibujando a medida que se dirige a la collada cimera, ya en la línea de la Peña de Beza.

La collada está cerrada con una muria y con alambrada. Al otro lado arranca el sendero del Travesedo. Sin cruzar la muria se ataca el canto calcáreo de Peña Beza. Este primer contrafuerte de la montaña presenta paso franco por la vertiente por la que se viene subiendo, y sale a una canal de pasto por la que se remonta hasta la collada cimera, recuperando, efímeramente, el canto de la peña.

De nuevo en el canto calcáreo de Beza, se efectúa una travesía ascendente por la peña, siempre por la vertiente vista desde la coronación de la Canal de Misa. La vereda queda estrangulada por un estrecho resalte que se evita por la llambria, breve episodio de IIº. Desde aquí ya se ataca la cresta noroccidental de Peña Beza. Cuanto más largo se haga el flanqueo más fácil resulta la acometida del crestón (IIº). Por la arista se culmina la ascensión a Peña Beza (1.963 metros).

Aunque de similar altura, Peña Beza no comparte el trono del Precornión. Ese privilegio queda reservado al Canto Cabronero, cuya aislada silueta se recorta desde sierras costeras como el Sueve. Peña Beza es la montaña de Soto de Sajambre, vigía pétreo de un valle recóndito que alguien llamó “el jardín de Peña Santa”.

Desde la cumbre se baja directamente al Collao Llano, una lengua de campera en la cumbrera del Precornión. El terreno hasta la collada es bastante sinuoso, dentro de la evidencia de la línea de descenso (Iº). Afloran pequeños resaltes de peña que obligan a apoyar las manos. Se relaja la atención al llegar al césped. Una loma se desliza en las faldas de Peña Beza, es el Collao Llano o Collado La Becerrera (1.859 metros).

Entre la Peña Beza y el Canto Cabronero se intercala un apéndice de esta cimera del submacizo, las Peñas de Cebolleda. No queda más remedio que atacarlas o dar un fatigoso rodeo que enlace las colladas que se extienden la pie del escollo calcáreo de Cebolleda, el mencionado Collao Llano y el Collao de Cebolleda. El rodeo en que se pierde menos altura se efectuaría por la vertiente sur, de otro modo, el sendero que se descuelga al noroeste del Collado La Becerrera obligaría a bajar hasta la Majada Llano, perdiéndose mucha de la altura ganada.

La elección más rápida es coronar este contrafuerte calcáreo que son las Peñas de Cebolleda. Este promontorio calizo presenta un desplomado corte por la izquierda, según la dirección que se trae tras el descenso de Peña Beza. Acercándose a su derecha, en la línea de la collada, destaca una corta una grieta que, en dos pasos (IIº), permite alcanzar una plataforma, en la falda rocosa de la cara sur. Se trepa por esta vertiente. Una corta chimenea (IIº) es el paso a la meseta superior de este contrafuerte incardinado en las alturas de Beza y el Cabronero: Las Peñas de Cebolleda (1.894 metros).

Se atraviesa la planicie de llambria, cayendo fácilmente (Iº) en el Collao de Cebolleda, otra alfombra de pasto, en el camino del Cabronero. Un sendero terroso, escoltado por un par de altas rocas, conduce en llano hacia del torreón del Canto Cabronero.

La vía normal entra por la cara Norte. Para no perder altura bordeando el pie de la aguja que configura la cumbre occidental del Cabronero, se por una canaleta a la derecha de la pared.

Restos de camino remontan hasta la horcada que aprieta esta acanaladura. Un paso airoso es la llave de entrada en la cara Sur. La vereda se difumina en una colgada travesía de grijillo que flanquea un argayo que se precipita sobre las cortadas inferiores de la pared. Al otro lado, escapa por una vira de llambria parda que trepa (IIº) hasta la panda herbosa que pende, en equilibrio, sobre los desventíos de Los Palombares, el vasto llerao que recoge las escamas que se desprenden de la base del Canto Cabronero.

Los restos de la senda entran por la parte inferior de esta panda herbosa encaramada en la cara Sur de la montaña. El ascenso es bastante empinado, aflorando rocas parduzcas y calvas terrosas.

Llegados a los lindes del colgado pastizal, se busca una acanaladura que permita surcar los últimos metros de la barrera caliza que nos saquen a la cresta somital. La salida de esta vía está catalogada como de segundo grado.

La cimera del Canto Cabronero consta de tres cumbres. La canaleta de trepada nos planta entre la cima occidental y la central. Unos metros más adelante se encuentra la canal de subida de la cara Norte. Se continúa por la cresta hasta coronar la cima central, desde la que se observa la cumbre principal. La cara Sur ya se nos muestra impracticable, una auténtica vertical donde reposan los buitres.

La vertiente Norte de la montaña vuelve a ser más accesible. Una interminable canal se descuelga sobre los pastos de Sabugo, en la Senda del Arcediano. La cumbre somital del Canto Cabronero se muestra muy airosa; mas, descendida la cresta que separa la cumbre central de aquélla, la trepada no aparenta tan escabrosa. Unas gradas por la vertiente Norte (Iº/IIº) permiten ganar los últimos pasos de la arista, ahora sí, volada sobre los desventíos de la desconocida cara Sur (aunque la entrada a la cima es franca).

El Canto Cabronero (2.000 metros) es el techo del Precornión. Tenía una gran cruz. Subidos los montañeros a sus brazos intentaban alcanzar con la punta de los dedos la barrera de los dos mil metros (pues, antes de las últimas mediciones de las alturas de estas montañas, el Cabronero se quedaba en los 1998 m). La cruz ha caído, aunque fue puesta en pie alguna vez. Si todavía sigue en el lugar o no... la pregunta es superflua, pues el Canto Cabronero ya ha crecido hasta los dos mil metros. Las montañas, como las personas, crecen hasta su juventud, y luego vuelven a decrecer hasta se vejez.

Sí había en el centro de la cruz unos versículos de la Biblia: "Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis, porque yo os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron" -San Lucas, 10, 22-24-. Qué mejor definición de las maravillosas vistas que alaban al Canto Cabronero.

3) Canto Cabronero – Majada de Sabugo.

La descripción de esta bajada es tan simple como decir que se destrepa esta cimera oriental del Canto Cabronero y se baja por un valle directamente, en dirección noroeste, hasta el río Toneyo, en las inmediaciones de Sabugo.

Tres líneas que reflejan malamente un desnivel cercano a los 900 metros de descenso.

Si, por el contrario, se mira a las líneas de esta inmensa mole del Canto Cabronero, la descripción, si bien es sencilla, no deja de tener puntos o lugares de interés y topónimos de gran significación.

El canto norte del Cabronero forma dos triángulos en el plano. Uno, con vértice en la cima del Cabronero, comprendería un área delimitada entre la línea norte de este canto y una línea que apunta directa a las vegas de llamarga de Toneyo. El río homónimo cerraría esta área triangular que se corresponde al trozo de Senda del Arcediano que une las majadas de Toneyo y Sabugo. Por este faldón del Canto Cabronero caben tantas líneas de bajada como estrellas en el cielo.

Un segundo triángulo dibujado en el mapa, con vértice igualmente en la cúspide del Canto Cabronero, y con hipotenusa compartida con el triángulo anterior, cual es el canto norte de la montaña, tira otra línea al oeste-noroeste, con la posa del Cueto Vicente. El segundo cateto que cierra esta área triangular sería el río Dobra, en su discurrir andadero la Senda de La Jocica.

Precisamente esta hipotenusa será la que guiará esta descripción. Se destrepa de la misma cima somital del Canto Cabronero por la arista norte (IIº). Al ceder la arista su filo se reconvierte en el canto norte de la montaña que vierte a las laderas del río Toneyo y a las laderas del río Dobra. Todo este canto se descuelga sobre el valle de Sabugo, más la referencia mira al otro costado, la vasta ladera que se precipita sobre La Jocica, frente al Macizo de Las Peñas Santas.

Esta panda está atravesada por una línea que corta por la mitad los más de mil metros de desnivel que separan al Cabronero de las orillas del Dobra. Por esta recta prefecta discurre el sendero que enlaza las majadas de Llaviñeru (en el costado del Cuetu Vicente) y Sabugo.

Se desciende por todo el canto hasta el porro o cueto que lo interrumpe. En la base de este promontorio intermedio del canto se encuentra el portillo de la Voz de Llaviñeru (unos metros por encima de la barrera de los mil quinientos) , punto en que el sendero antes citado dobla el canto norte del Cabronero.

El camino se tira por La Ingesta, por la vertiente de Sabugo, entrado en un pasillo forestal al abrigo del hayedo La Jaeda y la pequeña macha boscosa separada a la izquierda del sendero. Finalizada esta fresca acanaladura el pastizal se abre en abanico a los dominios de Sabugo.

Un sendero de tierra marca un arco para envolver el mundo de Sabugo, mas la misma ladera empuja a bajar a las ruinas que sucumben en la margen derecha del río Toneyo. Se cruza el río sobre la Cueva de Cofría, donde se refresca una imagen de la Virgen de Covadonga.

En los prados de Sabugo se recibe la Senda del Arcediano, procedente de la majada de Toneyu, y a la que se acompaña en su entrada triunfal en la majada de Sabugo, perla del Precornión por su mirada idílica al macizo madre del Cornión.

4) Majada de Sabugo – Amieva.

En la majada de Sabugo se conecta con la Senda del Arcediano, siendo este tramo común con la ruta alternativa de esta jornada. Al ser la Senda del Arcediano (sector Soto de Sajambre – Amieva) el camino por que el que discurre en su totalidad esta ruta alternativa, se remite la explicación de este apartado a la descripción de la ruta alternativa, para dar una mayor unidad a esta vieja vía de comunicación (por lo menos, por lo que respecta a su vertiente asturiana).



Alternativa:

DIFICULTAD:

Media.

DURACIÓN:

6 horas.

DESNIVEL:

600 m desnivel de ascenso y 900 m de desnivel de descenso.

DESCRIPCIÓN:

Según cuenta la información del Ayuntamiento de Oseja de Sajambre, “La Senda del Arcediano es un tramo concreto del amplio camino que, pasando por los puertos de Beza y El Pontón, conduce desde el oriente de Asturias hacia Castilla. Atraviesa por tanto, de norte a sur y en su totalidad, el valle de Sajambre. La arriería a través de la Senda del Arcediano, desde Asturias a Oseja de Sajambre, se practicaba exclusivamente a base de caballerías, mientras que desde Oseja hasta el puerto del Pontón, y ya desde tiempos bien antiguos, el camino estaba preparado para el tránsito de carros”.

En uno de los paneles de esta ruta, situado en el Collao de Angón, amplia más la información, y cuenta: ““La Senda del Arcediano” fue originalmente con toda probabilidad una Calzada Romana, pero el primer documento en el que se hace referencia a este camino es del s. X donde aparece con el nombre de Vía Saliamica o Carrera maiore. Es en el s. XVII cuando recibe la denominación de Senda del Arcediano, aunque en el s. XVIII será conocido como Camino del Almagre para finalmente tomar el nombre de Senda del Arcediano que es como se le conoce en la actualidad.

El almagre es un óxido de hierro utilizado para fabricar pinturas. Éste se extraía de la almagrera de Labra (Asturias) y se trasladaba en caballerías hasta Sajambre. Una vez allí y según consta en un documento de 1752, “40 vecinos tratan el almagre, llevándolo a vender a las serranías de Segovia en su carro y bueyes y de vuelta los traen cargados de vino, que venden en sus casas, aunque sin más interés que el porte”. Mientras duró esta actividad comercial, esta vía de comunicación fue conocida como El Camino del Almagre”.

La información proporcionada por el Ayuntamiento de Sajambre, continúa explicando: “Este tramo de camino recibe el nombre de "Senda del Arcediano" como espontáneo homenaje popular al Arcediano de Villaviciosa D. Pedro Díaz de Oseja, ilustre hijo de Sajambre.

Así pues, y ateniéndose a la voluntad expresada en su testamento, se habrá de considerar como "Senda del Arcediano" al tramo de camino comprendido entre el puerto del Pontón al sur, y la Collada de Comundi o Cueto Angón al norte, ya en territorio asturiano del concejo de Amieva, con una longitud total de 26.174 metros. La Senda, ya documentada en el año 973 como "la vía de Sajambre", conoció períodos de gran actividad hasta finales del siglo XIX, época en que se inicia su decadencia al abrirse la más moderna carretera de Los Beyos.

El propio concejo de Sajambre escribió parte de su historia sobre la calzada de la Senda del Arcediano, con sus tráficos locales desde luego, pero sobre todo con la actividad conocida como "ir a Campos". Apelativo éste con el que se conoce la arriería local de Sajambre con destino a los pueblos de la meseta, y en la que se exportan instrumentos de madera y se hace importación de trigo y vino. Para esta modalidad específica de arriería se diseña en Sajambre un tipo de carro especial "el carro de Campos", dotado incluso de "cillero", o despensa, donde llevar la comida para el largo viaje.

La Senda estuvo dotada de dos históricas alberguerías, preparadas para recibir tanto a los viajeros como a las acémilas de la arriería: una, la alberguería del Pontón, en su extremo sur, amparada por privilegios reales desde tiempos bien antiguos; y la otra, la alberguería de Sabugo, al norte del puerto de Beza y dependiente de la iglesia y pueblo de Amieva”.

Muchas personas anónimas han puesto un granito de arena en esta Senda del Arcediano, pero una visión completa, detallada, documentada, oída, hablada, bien escrita, fotografiada, sudada paso a paso y sentida tiene su referente en Guillermo Mañana; una senda que sucumbirá al paso del tiempo, mas mantendrá su legado gracias a la obra de este autor.

1) Soto de Sajambre – Collada Beza.

Este tramo de la Senda del Arcediano coincide con la ruta principal de la ascensión al Canto Cabronero. Como en esta subida común hasta el Puerto de Beza el camino está prácticamente deformado, me remito a lo escrito en su momento.

2) Collada de Beza – Portillera de Beza.

Un sendero enlaza este par de colladas, muy próximas entre sí, pertenecientes al Puerto de Beza. La vereda faldea sobre el bebedero que alimenta el puerto. Puede tropezarse algún pastor asturiano llevando a sus ganados mayores por este puerto leonés. Se trata de rebaños que van a pastar a las tierras del controvertido Carombo.

Los vecinos de Amieva tienen fácil paso por La Jocica, pero sus ganados mayores tienen problemas en el estrangulamiento de la Presa de La Jocica. Por ello gozan del derecho de paso por este camino llamado de Los Rocinos, que da la vuelta al farallón de Beza, para devolar a tierras asturianas en Barcinera: “Yten declaramos que los vecinos de Amieva an de tener paso para sus ganados mayores desde Beza a Barcinera por la Olla desde el día viente de mayo de cada año asta el de San Martino...” (documento del archivo del Ayuntamiento de Sajambre de 1800).

La Portillera Beza (1.495 metros), llamada así por los leoneses, y Portilla del Tarabicu, por los asturianos (según apuntan acertadamente Santiago Morán y Ramón Lozano en su recorrido escrito de la Senda del Arcediano –“Sajambre, itinerarios de montaña”–), es límite con Asturias. Una muria, que aún resiste los avatares del tiempo, baja desde los cantiles del farallón de Beza y se extiende por toda la línea divisoria a colgarse sobre los abismos del Desfiladero de Los Beyos en La Conia.

3) Portilla del Tarabicu – Majada de Toneyu – Majada de Sabugo.

Por la Portillera Beza se salta a tierras asturianas, con mirada límpida al Valdepino (1.745 metros) y a las franjas de verdor que cuelgan de la Collada Pasa. Esta montaña es otra de las cumbres de referencia del Precornión que, con sus contrafuertes, será montaña altiva para los vecinos del lejano pueblo de Amieva.

En estos inicios de la vertiente asturiana la vieja senda aún marca mal sus vestigios. Se continúa el paseo bajo los farallones de Beza traído desde la Collada Beza, aunque enseguida el terreno comienza el descenso. No hay mayor complicación, pues todas las laderas vierten a la vega de Toneyu, cabecera del río del mismo nombre y al abrigo del Valdepino.

Sin embargo, la senda más transitada no pierde la referencia de los bajíos de Beza. La fortaleza se interrumpe, efímeramente, en el Chorro La Medoria, desagüe de La Huesal (pradera entre la Canal de Misa y la Majada Llano). Aquí la vereda de tierra se separa de las estribaciones del farallón calcáreo, que ha acompañado la senda, aunque sea visualmente, desde Soto, tirándose a la reseca torrentera por la que, algún día, corrió el agua tortuosa, rota en este salto umbrío de La Medoria.

En este breve tramo en que la riega se ciñe al compás de la morrena se multiplican las veredas. Salvo la que sube a La Huesal por una traviesa que salva el Chorro La Medoria, las restantes buscan el bebedero, prácticamente en el remanso de la ladera en la vega de Toneyu. No hay mayor pérdida, pues las torretas eléctricas –con mayor o menor proximidad a la senda- van guiando el camino y marcando el lugar de esta fuente.

La majada (1.344 metros), donde aún se conserva alguna cabaña en pie, se recoge en apéndice abrigado de la vega de Toneyu. Algún resto se esparce también fuera de este cuenco de pasto, mirando a la vega abierta, pero sin perder la protección de estas laderas laberínticas caídas de La Conia. En estos xerros calcáreos se encuentra la Cueva de Toneyu, con varios kilómetros de galerías, declarada Monumento Natural Red de Toneyu.

“La Red de Toneyu se localiza al sur del concejo de Amieva, en la Sierra de Beza, que separa las cuencas del Dobra y del Sella. El sistema se desarrolla en el entorno de la majada de Toneyu y es el único de los Picos de Europa que vierte hacia el Sella.

El desarrollo vertical es moderado en comparación con el resto de grandes simas de los Picos de Europa, sólo seiscientos metros. Sin embargo, sus diecinueve kilómetros de desarrollo total lo configuran como el más largo de la región (aunque nuevas exploraciones de Cueva Huerta, en Teverga, han descubierto nuevas galerías, superando la longitud de la Red de Toneyu).

El sistema cuenta con tres entradas y una compleja configuración de galerías. Se pueden diferenciar dos grupos, uno de mayor antigüedad formado por anchas galerías con depósitos sedimentarios y otro más moderno con estrechas galerías activas y caudales importantes de agua. Parece ser que ambos grupos pueden deberse a dos periodos diferentes de karstificación, lo que la convierte en uno de los puntos de mayor interés en el estudio de la evolución kárstica de los Picos de Europa. También son de interés las características mineralógicas de algunas de sus concreciones, los procesos sedimentológicos e incluso aspectos paleontológicos, pues en su interior se han hallado restos de oso pardo” (fuente de datos: Servicio de Medio Natural –Dirección General de Recursos Naturales de la Consejería de Agroganadería y Recursos Autóctonos–).

Hundida la senda en las orillas de la vega de Toneyu, la cara sur del Valdepino se irgue cada vez más espectacular, con cortes calizos sólo superados, si no igualados, con sus paredes occidentales, ocultas al arriero del Arcediano. El Collao de Pasa, con sus destacadas bandas de pastizal, es paso entre Toneyu y Ordes, y, por tanto, también comunicación con Amieva; aunque la Senda del Arcediano busca los flancos más favorables del Valdepino y sus cordales vasallos.

La vereda discurre por el este de la vega, procurando no tocar esta planicie de llamarga, a modo de tremedales más marcados del macizo madre del Cornión, como las Tremas de Ceñal y la enorme planicie de turbera de Comeya.

La salida de Toneyu es el salto de los remansos de Beza y Canto Cabronero a los últimos escorzos del Valdepino. Aquí, entre la caliza que cierra de la vega de Toneyu, se encuentran los primeros tramos bien conservados de la Senda del Arcediano, el típico enconchado y los muros de contención que sustentan el camino.

En este tramo de La Batuda se pierde altura por la margen izquierda del río Toneyu. Los pequeños afloramientos calizos que cierran esta meseta encharcada de la vega de Toneyu, no sólo separan esta planicie de La Batuda, sino que, además, dan una nueva configuración al río Toneyu. Sin llegar a formar un desfiladero, sí deja marcar una cuenca fluvial emergente, con flancos de roca y arbolado, que define los lindes entre los dominios del Canto Cabronero y las laderas orientales del Valdepino.

Cuando camino enconchado, cuando sendero semiforestal, no tarda en abrirse a los pastos de Sabugo. En esta solana de pastizal se recoge el sendero que, vadeado el río Toneyu, procede de la majada de Llaviñeru, y seguido en este último tramo por los compañeros que coronaron el Canto Cabronero, cuyos vastos faldones, cuetos, colladas y valles son imagen consustancial a la majada de Sabugo.

Por sus traseros sube la vaguada de paso a la majada de Gustalcuendi, vía normal de entrada a la cumbre del Valdepino.

Bañados sus prados por el cambiante río, ligados a las pequeñas historias de la Senda del Arcediano, en Sabugo (Saúgu), majada arrinconada en un rincón del vasto pastizal, llegó a existir una alberguería y una pequeña ermita, donde se veneraba la figura de Nuestra Señora de Sabugo. Sus campanas guiaban a los arrieros que se veían sorprendidos por la niebla a la caída de la tarde. Hoy son los cables del desproporcionado tendido eléctrico los que conducen al montañero a través de las vastas vegas en que se pierde la senda. A orillas del torrente que baña la majada, en las profundidades de su lecho, escondida en las frías humedades de la cueva de Cofría, una imagen de la Virgen de Covadonga, desposeída de su altar, retorna al contacto directo con la naturaleza que engrandeció su figura.

También se conservan cabañas con techumbre en esta majada. Cuenta con una fuente, que puede llegar a secarse, a diferencia del manantial inagotable brota en la Cueva de Cofría, a los pies de la imagen de Nuestra Señora.

La ceñidura del río también apunta al declive de las laderas del Canto Cabronero, por la margen derecha del Toneyu, y del Rasu Gustalcuendi, remanso del Valdepino, por la otra margen. Este decaer de las altas cumbres del Precornión abre una ventana al albo macizo de la Montaña de Covadonga. Paisaje idílico que muestra su cara más amarga en la progresiva ruina de sus cabañas y los peajes del progreso en forma de la sucesión de torretas eléctricas que acompañan la senda y sus majadas.

4) Majada de Sabugo – Collao Angón.

En la trasera de las cabañas se retoma la Senda del Arcediano (noreste), que remonta ligeramente para tallarse en Los Cantarinos, cerrando estos prados de Sabugo.

El camino se desentiende del lecho del río Toneyu, que se hunde en un bravío desfiladero para mecer, en la intimidad, en las profundidades del río Dobra. En un faldeo ondulante atiende más a las riegas y collados que marcan el declive del Raso de Gustalcuendi que al tortuoso morir del arroyo que acompañó en su nacimiento.

Reposa levemente en el Campo El Frade, para cruza la riega Cortegueros. Pequeñas manchas pertenecientes al Monte Trebustiellu refrescan la senda antes a afrontar el corto rebalgo de la Cuesta Galgueral, en la vaguada que cae del Collao Parriellu, cerrada por la Sierra Trapellera.

El camino, "muriao", regala al caminante postales de ensueño al doblar la senda en El Cantal. Este canto de la Sierra Trapellera, bien jitado con otra incordiante torreta eléctrica, es punto donde dobla la senda a la Cuenca del Dobra. Los cantos inferiores de la sierra no deja disfrutar del tortuoso mecer del Toneyu al Dobra, en las profundidades de un desfiladero sobre el que se alzan los muros de la Presa de La Jocica.

En la margen derecha de la cuenca del Dobra emerge todo un macizo que se eleva por encima de los dos mil metros. Verticales desventíos se ciernen sobre las angosturas del Dobra, desnuda caliza sólo quebrada por las escarpaduras de dos lúgubres canalones, el del Texéu y el Valle de Ozania; un paisaje emblemático de la alta montaña cantábrica. El contrapunto a tan escarpadas sierras y torres los pone la majada de Bellanzo, algo más baja que esta posa del Cantal, colgada sobre los cortes del Dobra, en su escapar de La Jocica, y paso de las vacas para los puertos altos del Cornión.

En este mirador el camino se despide de las montañas que han apretado el valle del río Toneyu: Canto Cabronero y Valdepino. El nuevo tramo de la senda deja al Cabronero a la espalda e inicia el flanqueo por los declives forestales del Valdepino, una nueva sierra más modesta que se alza sobre las majadas de Piriañes, al oeste, y Cueries, al este.

La Senda del Arcediano afronta el llamado Travesedu Cueries. Traza una línea recta que corta en dos partes, relativamente bien diferenciadas, la vertiente oriental de este nuevo cordal. En las laderas superiores, recubriendo la escabrosa configuración de los Porros de La Garza y del Porro Los Tazos, se concentra la primigenia mancha forestal, núcleo matriz del que se desgajan los viejos árboles que se derrumban, muertos, sobre el camino. Las laderas inferiores a la línea de corte de la Senda del Arcediano, son peladas pendientes de matorral que caen sobre las angosturas del Dobra. En las camperas del canto que las delimita por el Norte, se encuentran las cabañas de Cueries.

Durante el descenso por este Travesedo se contempla el bello emplazamiento de la majada que le da nombre. A duras penas resisten sus ruinas, en unas camperas que se pegan al canto descolgado sobre el Dobra. La cara más franca de la Sierra de Mercader pierde protagonismo ante las angosturas de los Sedos de Ozania, en cuya playa inferior brota Fuente Prieta, formando una cascada que rompe sobre el remanso de Ozania, en su verter al Dobra.

Mientras las torretas doblan sobre la majada de Cueries, al morir del Travesedo, la senda camina a la vera de la fuente La Pandiella, escondida en un recogido cuenco, algo más alta que aquella majada. Este bebedero, al igual que el de Sabugo, se seca en estíos secos.

Pasada la fuente se entra en una sucesión de falsas colladas. El empedrado apenas se conserva entre el permanente barrizal. Un entramado de pequeños árboles de porte arbustivo ayudan a mantener la humedad de este tramo previo a la entrada del bosque.

La senda se adentra en la espesura perdiendo altura rápidamente, suavizando el desnivel con el socorrido recurso de trazar pronunciadas revueltas. En tramos presenta un ancho desmesurado. El romo empedrado alterna -ocasionalmente- con grandes llastras naturales. El agua, elemento intrínseco a un relieve modelado por su flujo, va socavando la integridad del viejo camino, desfigurándolo hasta el extremo de formar profundas escorrentías.

Vuelve a encontrarse otra fuente a la vera del camino, La Gelmeda. Este largo tramo disfruta de la foresta mitológica asturiana, en clara contraposición con los puertos, vegas y amplias majadas de amplias panorámicas de la primera mitad del recorrido.

El empedrado remansa en un lecho de tierra. Los avellanos se pegan a las murias que guían el sendero. Se adivinan grandes prados a su vera, se entra en las cabañas de Les Valleyes. Poca distancia resta para arroyar al Collao Angón (815 metros).

La Cabeza La Texa (1.235 metros), oculta al caminante por los bosques que otorgaban ese aire mitológico a este tramo de la senda, y las estribaciones sureñas de la Sierra de Amieva dan forma a esta amplia collada que vierte a los ríos Dobra (a través de las Praderías de Angón) y Sella (a través del Desfiladero del río Vallegón).

5) Collao Angón – Amieva.

Algunos autores ponen fin a la Senda del Arcediano, con tal denominación, en el Collao Angón, basándose en el testamento del Arcediano de Villaviciosa. Pero este viejo camino de comunicación deja a su vera varios pueblos asturianos. Sus vecinos siguen llamando Senda del Arcediano al camino troncal hasta la mecedura de los ríos Dobra y Sella en Puente Dobra (donde muere al paso de la carretera del Pontón), llamando “caminos reales” sus ramas vertebradoras de aquellas localidades próximas.

En el aparcamiento del Collao Angón se pasa al hormigón, cogiendo la pista que viene de la Senda de La Jocica (Sendero de Pequeño Recorrido del Parque Nacional), es decir la pista que daba servicio a la Presa de La Jocica y a la Central del Restaño. Así, sin llegar a coronar el collado, de espaldas al Macizo de Las Peñas Santas, se inicia el largo faldeo bajo los declives de la Sierra de Amieva.

Según se aleja el caminante del Collao Angón, y refresca su sudor en los túneles arbustivos que humedecen el hormigón, va adquiriendo una perspectiva más amplia de los cordales y sierras que acogen en su regazo un fértil valle solano cegado por el desfiladero del río Vallegón y regido por la antigua capital de Amieva. Desde el modesto Abogueru y Pico Valles, al oeste del pueblo de Amieva, al Cabeza La Texa (mole de monte destacada por su proximidad del conjunto de cordales culminados en el Valdepino), pasando por la Sierra de Amieva, que une las depresiones del Collao Angón y La Collada de San Román, se hunde un valle de bosques, invernales, riegas, cañones y escarpaduras, con ventanas abiertas a la Cordillera Cantábrica, Ponga y al macizo madre del Cornión.

En el paseo a través de las praderías de La Cotada de La Visitancia se llega a un cruce de pistas. Tirando a la izquierda de bajaría a la entrada del pueblo de Amieva, por el cementerio, a cuyo lado se encuentra ahora la vieja campana utilizada para llamar a los vecinos “a conceyu”.

Siguiendo de frente enseguida se encuentra otra bifurcación. Sube a la derecha la continuación de la Senda del Arcediano a doblar, por La Collada de San Román (entre el Pico La Cuesta y la Sierra de Amieva –y su continuación en la llamada Sierra Bescova-) al pueblo de San Román.

El otro ramal hormigonado, por debajo de lo que en su día fue Vía Saliamica o Carrera maiore, entraría a Amieva por su parte alta, donde se encontraría hace unos años, la campana para llamar “a conceyu”. Se bajaría por todo el pueblo, pudiendo contemplar sus molinos, recién rehabilitados.

En la página web del Ayuntamiento de Amieva se dice que “la industria molinera tuvo gran importancia durante los siglos XVIII y XIX, así en un catastro realizado en 1779, en Amieva se podían contar 26 molinos harineros, otros 13 arruinados y 16 de mano, de pisar o desergar.

Desde principios del siglo XX hasta nuestros días asistimos a una decadencia progresiva de los molinos. De los innumerables molinos existentes en Asturias apenas funcionan unos pocos”.

En el pueblo de Amieva los molinos estaban integrados en su casco rural, pues la riega que los movía corría por su lateral, incluso entrando en la parte baja de Amieva al lado de su iglesia.

En la travesía por la Senda del Arcediano, Camino Real y el callejeo por Amieva terminan al lado de la iglesia. También se recogen en la página web del Ayuntamiento de Amieva datos de la Iglesia de San Juan: “Situada en el pueblo de Amieva, es una edificación de la que no hay muchas noticias, salvo un códice de rentas eclesiásticas fechado en 1.613.

El edificio actual no es sino el resultado de múltiples reformas: sillares regulares en el imafronte, la espadaña, esquinas y vanos, con puertas y ventanas adinteladas. Su planta es rectangular, con cabecera cuadrada y lo que podría ser un transepto a los pies. Tiene contrafuertes reforzando los muros”.