PUNTO PARTIDA:

Santa María de Valdeón (1.158 metros).

DIFICULTAD:

Muy Alta.

DURACIÓN:

6 horas.

DESNIVEL:

1.100 metros.

CARTOGRAFÍA:

Adrados. Picos de Europa. Macizos Central y Oriental. Escala 1:25.000.

ACCESOS:

Para entrar en el valle de Valdeón desde Asturias, hay que remontar todo el curso del río Sella hasta el Puerto del Pontón. De Ribadesella hasta Arriondas se transita por la N-634. En esta última localidad, se salta a la N-625. En Cangas de Onís los indicadores de esta nacional apuntan al "Colláu Pontón”.

Al poco de trasponer el Puerto del Pontón, aguas vertientes al Atlántico, se deja la N-625, desviándose -en la revuelta de la ermita del Pontón- por la carretera secundaria que sube al Puerto de Panderruedas (CV 80/10), mirador del valle de Valdeón.

Una vez en Posada, capital hundida en el fondo de este valle cabecero del río Cares, se afronta el último tramo de carretera hasta Santa Marina de Valdeón (LE-243, km. 17). Este nuevo tramo evita la estrecha y mala carretera vieja que pasaba por Santa Marina, recuperando el paso de grandes vehículos cegado, antaño, a las puertas de este pueblo de Valdeón, enclavado en el subvalle que culmina en el Puerto de Pandetrave.

DESCRIPCIÓN:

Dos valles troncales definen la fisonomía de Valdeón. El río Cares da forma al valle principal, donde se asientan los pueblos de Caldevilla y Soto. Esta perspectiva mirada del Mirador de Piedrashistas (en las inmediaciones del Puerto de Panderruedas), deja de lado la cuenca del río Arenal, uno de los afluentes más conocidos del alto Cares.

El valle del río Arenal pertenece a los dominios de Santa Marina de Valdeón. Confluye con la cuenca del río Cares en Posada de Valdeón, capital del municipio. Los pueblos de Prada y Los Llanos confunden su identidad por su proximidad al centro neurálgico de Valdeón, pues parecen fundidos en la misma capitalidad del valle.

Santa Marina recibe los regones que quiebran los faldones sudoccidentales de las Peñas Cifuentes, altiva barrera de torres tras la que se esconde el submacizo del Llambrión.

La Torre del Friero es la más guapa del cordal; aunque desde esta perspectiva, coronando los faldones de este valle secundario de Valdeón, carece de la esbeltez que la ha definido como pétrea catedral y una de las torres más atractivas de los Picos de Europa.

1) Santa Marina de Valdeón - Collao Peranieva.

En una garita de autobús, donde hace unos años se detenía la línea por la imposibilidad de bajar hasta Posada de Valdeón, debido a la estrechez de la carretera (ahora abierta y ensanchada con nuevo trazado), puede iniciarse la ruta hacia la Torre del Friero.

En esta intersección de atemporales viales se cortan los caminos que quedan en el recuerdo de los vecinos de Santa Marina. La caleya de Santa Marina, pues ese atisbo de vieja carretera nunca tuvo otro apelativo más certero, corta el nuevo vial, reconvirtiéndose en la Senda del Mercadillo.

Sin embargo, este tramo de camino suele ser obviado por los montañeros. Normalmente, la ruta la inician en una revuelta superior de la carretera del Puerto de Pandetrave, bajo cuyo suelo se cuela la Senda del Mercadillo.

En plena curva se pasa al prado que la toca por el exterior. Se atraviesa para chocar con un camino, un ramal desgajado de la Senda del Mercadillo poco antes de quedar ésta afectada por la curva en herradura de la carretera del puerto. No son muchos los metros que se caminan por este apéndice del Mercadillo. Se deja que este camino sin destino se adentre en una manchuca arbustiva plagada se escobas amarillas, saltando a la inmensa cuesta de bajo matorral. Siempre se remonta en dirección norte, hasta coronar el canto de una morrena que vierte al arroyo de Piedras Negras, lejos ya del peculiar y breve desfiladero pardo por cuyos bajíos cruzan los primeros compases de la Senda del Mercadillo.

Continúa la ascensión por el canto de esta morrena que cierra el barranco del reguero, aquí llamado Urdías por recorrer los pastos de este enclave. Más arriba se coge el marcado sendero que devola el canto y se deja fluir hasta la orilla del regato. Sólo cruzarlo y volver a ganar los metros perdidos.

Sigue la senda, doblando los plegamientos de la cuesta, hasta el entorno de la cabaña de Urdías, donde vuelve a perderse. Miles de veredas del ganado atraviesan esta eterna cuesta, vasto faldón de las Peñas Cifuentes. No hace falta pasar por la cabaña, pero siempre se toma como referencia. Más de una vereda pasa por encima de la misma, pero todas se dirigen al próximo Collao Peranieva, sito en un promontorio de peña caliza que contrasta en la inmensidad de la cuesta.

En el Collao Peranieva (1587 m.) se encuentran marcas de sendero de pequeño recorrido. Se trata de la Senda del Mercadillo, pero de la variante que sube desde Posada y Prada. El collado propiamente dicho se aparta unos metros de la solitaria peña caliza que lo jita. Por esta vertiente de Urdías forma una calva desconchada, dejando a las escobas flagelar la Senda del Mercadillo por el otro lado.

2) Collao Peranieva - Peñón Chico.

La inconfundible Torre del Friero, mirada incansable de cada uno de nuestros pasos, se irgue desafiante prácticamente al norte de nuestra posición. La aproximación hacia la vía normal se enfrenta a la sufrida Canal de Chavida, algo escorada a su derecha, lengua de gravera que desgaja esta torre de las Traviesas de Salinas (banda verde que se sostiene en las paredes de las Torres del Hoyo de Liordes y de Salinas).

Toda la vasta extensión de pedrera de la Canal de Chavida queda frenada por el Peñón Chico, modesto peñasco erigido como jito natural de la entrada a Chavida.

Se reemprende la marcha desde el mismo Collao Peranieva. Hay que montarse en la loma del collado, morrena montuna de bajo matorral. Este pliegue de la infinita ladera, si bien no es el más sacudido de matorral, marca una línea directa hasta el Peñón Chico. Aprovechando las calvas de la loma se van sorteando las zonas más pobladas de la espesura.

En el tercer tercio de la morrena ésta difumina en parte su fisonomía abriendo al caminante un campo más amplio. Un sendero marcado faldea hacia la izquierda, buscando una hoyada al oeste del Peñón Chico. Esta alternativa suele usarse en el descenso, pues en este cuenco cimero de la ladera mana un abundante manantial donde repostar los líquidos ya agotados.

Durante el ascenso, lo más socorrido es tirarse por el terreno más abierto de la derecha, doblando el Peñón Chico (1839 m.) por esta mano. En la cara oculta de este peñasco calizo la ladera se toma un pequeño respiro, al dejar al montañero a los pies de la Canal de Chavida.

3) Peñón Chico - Canal de Chavida - Collado de Chavida.

La Canal de Chavida es una pedrera inmensa , directa desde el Peñón Chico hasta los peñascos que se recortan en el horizonte del Collao Chavida. Su única dificultad radica en la forma de encontrar las zonas más vulnerables de la engorrosa pedrera.

Evitando por la derecha las cuatro redondas de la mancha de pedrera que remansa en esta hoyada del Peñón Chico, se alcanza una evidente senda, que atraviesa en diagonal de parte a parte de esta zona inferior de la Canal de Chavida.

Corona una collada verde intensa, en el corte del canto proyectado desde la base de los torreones de Friero, por donde discurre la otra vía normal a la cumbre principal. El camino se agota al llegar a este pasto. El montañero sólo tiene que continuar progresando por este canto, que cierra la Canal de Chavida por este lateral del Friero.

El terreno es mucho más agradecido que la penitente gravera, ceñida a la inmensidad de Chavida. Goza de una perspectiva más altiva que la empozada canal. El canto se desentiende del fondo de la Canal de Chavida, atendiendo a las peñas y agujas que la cierran por el otro costado.

Por este canto abierto se pueden evitar un desnivel de 200 o 300 metros de incómoda gravera. Asomando el hocico donde el canto quiere recobrar la compañía de la Canal de Chavida, descubre el montañero que su andar le ha permitido llegar al cuenco cimero de la canal.

Se inicia la travesía de llerao por este cuenco, con la vista puesta en los pináculos que engalanan el Collado Chavida. Para facilitar esta engorrosa diagonal, ha de aprovecharse de una vereda de los bichos, malamente asentada en la grijera gracias al constante trasiego estival de ovejas, cabras y rebecos.

Tocando las puertas del Collado de Chavida, llega otra vereda, por el costado opuesto de la canal, procedente de las Traviesas de Salinas, franja colgada de verde, apenas sostenida por la aguja que domina el mundo de Chavida, en los bajíos de la Torre del Hoyo de Liordes.

La entrada triunfal por las puertas naturales, formadas por los peñascos a modo de torreones, del Collado de Chavida (2.207 metros), escoltada por las paredes de la Torre del Friero y la Torre del Hoyo Chico, es aclamada por las piedras y pastizales que se intercalan en las gradas del submacizo del Llambrión, vasallo del techo de los Picos, que aquí se muestra en toda su grandeza.

La enorme abertura que se extiende por la vertiente norte de Collao Chavida se engulle por los profundos fondos de la Canal de Asotín, vestigio glaciar que separa las Peñas Cifuentes del sector de la Torre del Llambrión.

4) Collado Chavida - Torre del Friero.

Para coger la vía normal a la Torre del Friero, hay que alcanzar el destacado hombro, de clara caliza, sito a los pies del espolón nororiental de esta peña.

Desde el Collao Chavida se pierden unos pocos metros por la cabecera de esta vasta vaguada que vierte a la profunda tajada de Asotín. Esta travesía conduce a la base de la pared este de la Torre del Friero. La vereda remonta la gravera para pegarse a este farallón. Sin separarse de su cálido reflejo corona el hombro.

En este mirador los montañeros posan el bastón. La mirada hacia el Collao de Chavida es la única en que no hay miedo a volar. El hombro al que se ha llegado, forma parte del espolón que cierra la Canal Estrecha de la Torre del Friero, más de mil metros de desnivel y una de las clásicas invernales. Esta canal, junto con la Canal Ancha, definen la agreste belleza de la cara norte de la montaña, donde la loa de auténtica catedral pétrea recobra todo su sentido.

Se inicia en este hombro la vía normal y más frecuentada de la Torre del Friero. Un corredor atraviesa son sencillas trepadas toda la extensión de la cara norte, cortando sobre los últimos brazos desgajados de la moribunda Canal Estrecha.

El corredor da vuelta a la peña. Una barriga de llambria, colgada sobre los bajíos de la Canal de Asotín, corta el corredor. Este airoso paso horizontal, del tamaño de un abrazo entre dos presas, permite alcanzar la amplia repisa final del corredor.

Reposa la gente en esta terraza bajo la atenta mirada de Peña Santa. Sin embargo, es una aguja de dos puntas quien reclama la atención del montañero. Puntas calizas cuyas sombras se proyectan sobre el verde valle de Valdeón. El Hoyo de Las Mojosas recibe las redondas desprendidas de los costados de la Torre del Friero, formando un canchal de toneladas y toneladas de piedras inestables que, silenciosas, pueden llegar a asolar la Vega y el Hayedo de Asotín.

Tras el breve e idílico reposo en la repisa, no queda otra opción que trepar hacia arriba (IIº). Este primer resalte de la vía, pese a la grandiosidad del entorno, no es muy aéreo, pues se alza sobre la amplia plataforma en que finaliza el corredor.

Por este desagüe de pulida caliza se pasa al segundo escalón de la trepada (IIº). Una canaleta que queda cegada en una grieta. En la horcadita superior del paso corona el último resalte de la Canal Estrecha (otra variante de la vía normal que sirve de atajo).

Por terreno franco se corona la antecima. Una corta cresta andadera recala en el buzón indicativo de haber “conquistado” la Torre del Friero. Goza esta montaña de una de las panorámicas con más encanto de los Picos de Europa, así es reconocida por gran número de montañeros. La cima de esta montaña no es más que un compendio de los heterogéneos rincones que han ido jalonando nuestro ascenso, desde las interminables faldas de las Peñas Cifuentes hasta el cómodo corredor que envuelve las otras caras del Friero.

La Torre del Friero (2.443 metros) no es la más alta de las Peñas Cifuentes, pero sí la más destacada y la que acapara el entorno más privilegiado de este apéndice del Macizo Central. Es la princesa de Valdeón, ante las formas más toscas de las cumbres de este sector de los Picos de Europa ligado al valle de Valdeón.



La alternativa mucho más sencilla es:



PUNTO PARTIDA:

Santa María de Valdeón (1.158 metros).

DIFICULTAD:

Muy fácil.

DURACIÓN:

4 horas.

DESNIVEL:

450 metros.

DESCRIPCIÓN:

Las sendas del Mercadillo eran los caminos que usaban los vecinos leoneses de Valdeón para acudir a las ferias y mercados de ganado de la comarca cántabra de Liébana.

El camino principal partía del pueblo de Prada, a un tiro de piedra de la capital del valle, Posada. Digo camino principal por ser el seguido por el mayor número de vecinos, pues en este núcleo del valle se concentran los pueblos de Soto, Los Llanos, Posada y Prada. Esta Senda del Mercadillo alcanzaba el Collado Peranieva a través de la majada de Torones.

Santa Marina de Valdeón regenta, con el permiso implícito de Prada, la cuenca del río Arenal, afluente destacado del río Cares. Este valle secundario de Valdeón tiene escape por el Puerto de Pandetrave, paso a las Tierras -también leonesas- de La Reina. Pero los vecinos de Santa Marina también tenían comunicación peatonal con la comarca de Liébana a través de otra variante de la Senda del Mercadillo.

Desde las inmediaciones del pueblo de Santa Marina se pueden enlazar los más agradecidos tramos de ambas Sendas del Mercadillo, disfrutando de amplias panorámicas del Valle de Valdeón y de sus escapadas montañas.

1)Santa Marina de Valdeón - Collao Peranieva.

Aunque la Senda del Mercadillo arranca a unos metros de Santa Marina de Valdeón, en la encrucijada heterogénea de viales, donde el nuevo tramo de carretera del puerto permite bajar el autobús de la línea hasta la misma capital del valle, la gente prefiere atenuar el desnivel de camino aparcando unos tres kilómetros más arriba, en la revuelta de la carretera del Puerto de Pandetrave donde la senda entra en los Prados de Cañabedo.

Es esta cómoda rutina la que permite reducir el desnivel estimado superior a los 600 metros en los menos de 450 metros que se apuntan para la alternativa. Al igual que sucede en la subida a la Torre del Friero, cuyo desnivel se rebaja unos 200 metros.

Sin embargo, este tramo olvidado de la Senda del Marcadillo puede usarse en el descenso. Es un final de recorrido corto que permite esperar en Santa Marina la llegada de los compañeros decantados por la Torre del Friero.

La subida al Collado Peranieva es común con la descrita para la aproximación a la Torre del Friero. Este aparte de la alternativa acapara el mayor desnivel, y no tiene más fin que enlazar las dos Sendas del Mercadillo antes referidas. Por el contrario, no es más que el adelanto de lo que les espera a los compañeros de la ruta principal de los riscos del Friero.

A la cola del grupo sólo le queda sufrir disfrutando de una panorámica de verdes, blancos y azules sin más afán que coronar esta esforzada tachuela caliza.

Como he reseñado en la descripción de la alternativa por las Sendas del Mercadillo, en el Collado Peranieva devola el camino procedente del fondo del Valle de Valdeón, utilizado por los vecinos de Soto, Los Llanos, Posada y Prada.

2)Collao Peranieva - Cabén de Remoña.

Las veredas, lomas, riegas y matorrales sinfín se concentran aquí en una senda de tierra unificada por las señales blancas y amarillas de uno de los senderos del pequeño recorrido del Parque Nacional de los Picos de Europa.

En el Collao Peranieva, por el costado oriental de la loma que lo forma, parten dos senderos. El inferior faldea a media altura con dirección al Hoyo Peloso y a la Majada de Las Vacas. La Senda del Mercadillo se planta en la vereda superior, más evidente en su inicio y señalizada como PR-PNPE 15 (Senda del Mercadillo).

Sus trazados corren casi paralelos y son casi idénticos en su configuración. Faldean sin descanso por las laderas de la Sopeña de Cifuentes, adaptándose a sus pliegues en forma de llombas, como la Loma del Abedul, y las subsiguientes depresiones, por las que fluyen los regatos que, con más o menos acierto, ceden sus aguas al río Arenal.

La Senda del Marcadillo es, sin embargo, más corta en esta vertiente que mira al Valle de Valdeón; si bien gana un poco más de altura que la vereda pastoril que conduce a la Majada de Las Vacas. La larga tirada del sendero atenúa el desnivel a ganar, convirtiendo el recorrido en una placentero paseo donde apenas se ganan doscientos metros.

Bajo la peña de Cifuentes atraviesa la Senda del Mercadillo sin más pérdida que una tímida confusión con el pasto en una de las lomas donde sestea el ganado. Siempre tiene el montañero la referencia del Cabén de Remoña, sino directa, si inconfundible por su entorno. Este Collado de Valdeón inicia, bajo el corte de las Peñas Cifuentes, el cordal que se extiende hasta el Puerto de Pandetrave, aguas vertientes al Cares y al naciente Deva, en tierras cántabras.

Termina el paseo mercader en la ceñidura terrosa de la cabecera de la riega del Bañe, a los mismos pies del Cabén de Remoña. Un pequeño esfuerzo por esta parda desconchada corona el Collado de Valdeón (1.779 metros), al lado del aparcamiento, cuando permitido, cuando prohibido, de los coches que vienen del Puerto de Pandetrave.

Por la vertiente del Deva continúa la caliza cerrando los Picos de Europa por los balcones de Peña Remoña. Por su derecha se abre la grandeza de la comarca lebaniega, valle de valles y montañas, encajado entre los Picos de Europa y las cumbres prominentes de la Cordillera Cantábrica; si bien no ceden los dominios de Valdeón pasado este lidero natural de los Altos de Valdeón.

3) Cabén de Remoña - Cañabedo - Santa Marina de Valdeón.

A unos metros del camino recorrido, arranca la Senda del Mercadillo que desciende hacia Santa Marina. Entra por la derecha de la pista que se dirige al Puerto de Pandetrave, y está señalizada con un poste indicador. Faldea en leve descenso por la otra ladera de la riega El Bañe, abriéndose camino entre el matorral.

Esta separación de la Sopeña Cifuentes permite una mirada, tanto cercana como lejana, del camino recorrido y una mejor definición visual de las Traviesas de Salinas, una banda verde suspendida en los abismos de las Peñas Cifuentes, que encintan la Torre de Salinas y el techo de la sierra, la Torre del Hoyo de Liordes.

El sendero sale del matorral enfangado ante la presencia de un buen bebedero. Aquí el camino se convierte en una línea directa que baja como cortafuegos de escobales. Llama la atención un poste indicativo, en el remanso de esta línea directa. Fijándose se observa como esta variante de la Senda del Mercadillo corta una vereda pastoril. Se trata del sendero nacido en el Collao Peranieva. Corta nuestra ruta y se dirige al Hoyo Espinoso, al sur, en el canto descolgado del cordal.

La Senda del Mercadillo busca camino entre el escobal y las primeras hayas. Sortea un canto alto sobre una sonora riega que se cuela, al igual que el camino, en el Hayedo de Cañabedo, pero con rutas distantes.

La frondosa senda gira a la derecha, faldeando en descenso por las pendientes, por momentos abruptas, de hojarasca del hayedo. Nace como un sendero, pero se atisba la caja de un buen camino casi carretero.

Es ese mismo reducto senderil el que invita a buscar otras variantes entre las hojas del suelo. Más que una posible pérdida, se puede conjeturar que el trazado actual del camino se desvía, sin consecuencias, del trazado antiguo.

Un torno en mitad del hayedo y afronta el último descenso de umbría para recibir el calor de los Prados de Cañabedo. Este apartado con piedras anuncia la entrada a los pastos, pero aún resta una cueñe efímera y forestal en que vuelve a marcarse una trocha de una senda otrora harto frecuentada.

Entrada la vereda en la pradería quiere perderse. Momentáneamente un escalonamiento terroso, en forma de paso de ganado, pasa junto a una florida llamarga. Mas pronto se retoma la trinchera de la Senda del Mercadillo, quizás engrandecida por el paso de vehículos hacia estos pastos.

Bello paseo por los Prados de Cañabedo que vadea la Riega del Bañe, reseco hilo de agua que se vio nacer al coronar el Cabén de Remoña.

En estos metros que se acompaña el reguero se choca con la carretera del puerto, a la salida de la revuelta donde se inició el camino. Pero se puede continuar ruta por la Senda del Mercadillo. Sólo hay que cruzar la carretera y se retoma el sendero. Para evitar la otra bisagra de la curva de herradura, el sendero se cuela ahora por debajo de la carretera.

A partir de aquí, la senda vuelve a disfrutar de su tradicional aspecto. Pasa junto a las murias pardas de los prados con el anuncio de la proximidad de Santa Marina. Vadea un nuevo arroyo, en cuyos fondos se aprecia la certeza del topónimo: Arroyo de Piedras Negras; contrastado con el colorido del matorral y la alba catedral del Friero.

Estos minutos de propina compensan una espera solitaria en la conocida revuelta de la carretera. El autocar espera ahora en la garita de la carretera, al otro lado de la Yeguada Cares, donde no hace tantos años se detenía La Línea ante la imposibilidad de entrar en la caleya de Santa Marina.

Con los pies mudados y descansados se puede bajar a descubrir la arquitectura de Santa Marina de Valdeón, el pueblo apartado del valle, descubrir sus rincones y callejear entre las sombrillas de su albergue.



Fotos de la salida al Friero de Pili el 06-09-2015 Fotos de la salida al Friero de Miguel Villar el 06-09-2015 Fotos de la salida a la Senda del Mercadillo de Ricardo el 06-09-2015 Fotos de la salida al Friero de Ito el 06-09-2015